26/4/07

Cuentos de dobles


Alter ego.
Cuentos de dobles (una antología)
Edición de Juan Antonio Molina Foix.
Traducciones de Aurora Nolla y Juan Antonio Molina Foix.
Siruela. Barcelona, 2007.


Con antecedentes tan antiguos como la misma literatura, el tema del doble era el centro de La comedia de los errores, de Shakespeare, de El doble, de Dostoievski o de Nuestro común amigo, de Dickens.

Espejos y reflejos, viajes al interior de uno mismo, evasiones de lo cotidiano en busca de espectros y apariciones, alucinaciones y sombras son algunas de las constantes de este tema que a partir del Romanticismo adquiere una nueva dimensión y se convierte en la metáfora de la crisis del individuo contemporáneo. Lo que había empezado, en las narraciones mitológicas, como una construcción metafórica o teológica para explicar dualidades sobre el hombre y su sombra o sobre el cuerpo y el alma, acabó aludiendo simbólicamente a la crisis de identidad y a la escisión del hombre contemporáneo que se manifiesta en algunos de los mejores relatos de Borges y Cortázar.

Ese motivo literario del doble es la base de Alter ego, la antología de relatos de dobles que acaba de publicar Siruela en una cuidada edición que ha preparado Juan Antonio Molina Foix.

Trece relatos escritos en poco más de un siglo, entre un cuento de Hoffmann y otro de José Mª Salaverría, pasando por una de las mejores ghost stories de Henry James, La esquina alegre.

Tras una introducción que hace un recorrido por el tema del doble en la literatura, cada uno de los trece relatos va precedido de un breve comentario, de un estudio introductorio que sitúa el texto en el contexto general de la obra de cada autor.

Y así se van sucediendo cuentos como el de Hoffman, en el que la atmósfera esquizoide prepara el triunfo del espíritu sobre la materia. O el de Hawthorne, que aprovecha el motivo de un poema frustrado de Byron (el mismo que Poe utilizó también para su William Wilson) para escribir La mascarada de Howe, uno de esos relatos llenos de la fuerza oscura que caracteriza su narrativa.

Con uno de sus mejores relatos, Markheim, está en este libro Stevenson, uno de los referentes de este motivo literario, con su Jekyll y Hyde, que comparte con este cuento no sólo temática, sino también fuente de inspiración en una anécdota oral sobre un hombre de doble vida.

De Maupassant se ha seleccionado ¿Él?, uno de sus inconfundibles relatos de terror, alucinatorios y naturalistas, en el que el doble es la amenaza de la muerte, la señal del peligro.

El refinado y secreto Marcel Schwob firma El hombre doble, un excelente relato en el que un asesino es también el doble de su juez.

¿Más? Un relato de Wells, La historia del difunto Mr. Elvesham, narrado en primera persona con una habilidad convincente que envuelve al lector en este cuento sobre transferencias de personalidad. O La esquina alegre, de Henry James, la más sutil de sus historias de fantasmas, llena de claves alegóricas.

No falta un cuento de Bierce sobre mellizos, en el que el doble es un gemelo. El horror y el humor macabro se conjugan para construir un texto truculento y ambiguo.

De Conrad se ha seleccionado El partícipe secreto, un relato marinero de aprendizaje con los temas característicos del autor: la soledad, el valor, la lealtad y la culpa.

El volumen se cierra con dos relatos hispánicos: Mirtho, de César Vallejo, que trató el tema del doble en su poesía y lo proyecta en este texto sobre una conflictiva relación amorosa, y La muerte de mi doble, un cuento de José Mª Salaverría, noventayochista menor, sobre una conflictiva identidad personal. Como en otros relatos y novelas sobre este tema, el doble es aquí también la cristalización de la maldad y de los demonios personales.

Un tema que había encontrado su formulación narrativa en el William Wilson de Poe, en el que estaban ya algunas de sus constantes: la aniquilación de una conciencia problemática, el enfrentamiento con el doble y el antiguo debate entre el bien y el mal.

Santos Domínguez