22/9/06

Sebastian en sueños y otros poemas

Georg Trakl.
Sebastian en sueños y otros poemas. 
Edición bilingüe de Jenaro Talens. 
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2006.

Hermana de tristeza tormentosa titula Jenaro Talens el estudio sobre Georg Trakl que abre su edición de Sebastian en sueños y otros poemas en Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores.

Junto a Celan y Rilke, Trakl (Salzburgo, 1887-Cracovia, 1914) es uno de los poetas esenciales de la lírica en lengua alemana del siglo XX. Con una producción corta, enmarcada en el primer expresionismo alemán, que como todos los movimientos consistentes no es sólo una corriente estética, sino una forma de entender el mundo, la obra de Trakl es un claro exponente del irracionalismo y de las poéticas contemporáneas que proponen la distorsión onírica y visionaria de la realidad y de la sintaxis. 

El Hölderlin del siglo XX le ha llamado más de un crítico a Trakl, un poeta que deslumbraba a Wittgenstein, que escribió sobre él: No llego a entender la poesía de Trakl, pero su lenguaje me deslumbra. Poeta más visionario que hermético, Trakl vivió menos de treinta años, cultivó el malditismo y se enganchó al alcohol y a las drogas, a las que tenía fácil acceso por su profesión de farmacéutico. 

Publicó su primer libro de poemas en 1913 y, cuando murió en Cracovia en 1914 de una sobredosis de cocaína, tenía en imprenta este Sebastian en sueños y estaba al borde de una depresión aguda. Su vida breve y problemática explica, junto con el ambiente de su época, lo extraño de su poesía, enraizada en el simbolismo francés de Baudelaire y Rimbaud y en el Hölderlin más perplejo y enigmático, emparentada con la actitud de prosistas como Kafka y Walser ante el sinsentido. Una poesía que explora siempre los límites del sentido y de la realidad a través de una palabra que sale del silencio vaciada de sus valores referenciales y pragmáticos. 

 De ahí que, como en Hölderlin, en su poesía sea más importante el proceso poético mismo que el resultado del poema. Poesía del fragmento, porque ese era el signo de aquellos tiempos, de búsqueda y disolución del sentido, erigida sobre la reiteración verbal y sobre imágenes desconcertantes que revelan a un hombre desconcertado y aluden a un mundo tan incomprensible como la imaginería que intenta no reproducirlo, sino expresarlo. Su visión terminal de un mundo en crisis provocó estas palabras de Rilke: La poesía de Trakl es un objeto de existencia divina, para mí el más conmovedor de los lamentos ante un mundo imperfecto. 

 Jenaro Talens, que tradujo, hace ya treinta y cinco años, algunos poemas de Trakl, ha incluido en esta edición de Sebastian en sueños una amplia selección del resto de la obra poética del alemán. Adelantado a su tiempo, Trakl fue el autor de una obra tan breve como intensa, cuya influencia ha ido creciendo desde la publicación póstuma de su libro Sebastian en sueños, en 1915. Por eso estas palabras de Oscar Wilde parecen pensadas para él: Hay dos clases de artistas. Unos traen respuestas y otros preguntas. Hay obras que esperan largo tiempo antes de que se las pueda comprender, pues traen respuestas a preguntas que aún no han sido formuladas. 

 Una obra subyugante en la que el atardecer y el sueño, la melancolía y la noche, el silencio y la música y el paisaje de otoño son los motivos insistentes que evidencian, más que un mero interés temático, una modulación espiritual, la grave entonación de una poesía de tonalidades azules y oscuras que, pese a todo, transmiten al lector una rara armonía. Sigue oyendo ese lector la campana que sonaba en los atardeceres de Hölderlin en un paisaje que es el mismo que el de Trakl, sobrevuela estos poemas el mismo ángel terrible que oiría Rilke a la orilla del mar. Y el mirlo que canta en estos textos es padre del que sigue cantando en Zagajewski, que dijo una vez una frase definitiva que se puede aplicar a la poesía de Trakl: El poeta está vinculado a los muertos. Canción del que ha muerto se titula significativamente una de las secciones más conmovedoras del libro.

Santos Domínguez