7/2/20

Marin Sorescu. Alma, que sirves para todo




Marin Sorescu.
Alma, que sirves para todo.
Antología poética.
Traducción e introducción 
de Catalina Iliescu Gheorghiu,
Linteo Poesía. Orense, 2019. 

SHAKESPEARE

Shakespeare creó el mundo en siete días.

El primer día hizo el cielo, los montes y los abismos del alma.
El segundo día hizo los ríos, mares, océanos y demás sentimientos, 
y se los ofreció a Hamlet, Julio César, Cleopatra y Ofelia, 
a Otelo y a otros 
para que los gobernaran  ellos y sus descendientes por los siglos de los siglos.
El tercer día congregó a todos los hombres 
y les enseñó los gustos:
el gusto de la felicidad, del amor, del desconsuelo,
el gusto de los celos, de la gloria, y siguió así 
hasta que se acabaron todos los gustos.

Luego aparecieron unos individuos que llegaban tarde.
El Creador les acarició compasivo la cabeza:
y les dijo que no les quedaba otro remedio que hacerse 
críticos literarios 
y rebatir su obra.
Reservó el cuarto y el quinto día para la risa.
Soltó a los bufones 
con sus cabriolas,
y dejó que los reyes, emperadores 
y otros infelices se divirtieran.
El sexto día resolvió algunos problemas administrativos:
urdió una tempestad,
y enseñó al rey Lear 
a llevar su corona de paja.
Quedaban unos cuantos desechos tras la Creación 
con los que forjó a Ricardo III.
El séptimo día se dedicó a comprobar si le quedaba algo por hacer.
Los directores de teatro ya tenían la tierra empapelada de carteles, 
y Shakespeare pensó que tras toda esa fatiga 
se merecía acaso ir a ver una función.
Pero primero, puesto que estaba enormemente cansado,
se fue a morir un poco.

Con ese poema se abre Alma, que sirves para todo, la antología bilingüe que reúne en un volumen editado por Linteo Poesía una muestra representativa de la poesía del rumano Marin Sorescu (1936-1996), con traducción e introducción de Catalina Iliescu Gheorghiu, que explica que “Sorescu es por encima de todo un poeta. Un poeta con un universo original e identificable a primera vista. Su especificidad proviene de su espíritu crítico, lucidez, impresión de presente continuo, ostentación de lo prosaico, desmitificación deliberada de lo sagrado.”

Ese texto inicial es uno de sus poemas más conocidos, uno de esos raros poemas en los que se representa la totalidad del mundo, entre lo cómico y lo trágico, como en Shakespeare.

Leer los poemas de esta antología es una buena manera de conocer la mirada incisiva de una poesía clara en la que coexisten lo lúdico y lo profundo, el humor y la seriedad en un estilo narrativo sencillo y alusivo que habla de la simplicidad de lo cotidiano y de la condición humana desde la parodia desmitificadora y la fabulación, desde la ética existencial y la paradójica conciencia del absurdo, desde la busca del sentido de la vida y a veces su celebración, porque 

a pesar de todo,
en la tierra hay vida 
que está siendo aprovechada al máximo.

La de Sorescu es una poesía realista que se instala en la cercanía del lector y busca su complicidad con su tono ligero, su desnudez expresiva y su honda capacidad de penetración en la complejidad de lo real mediante la reflexión y el ingenio, la ironía o la emoción, como en el espléndido Se marcha el tren, que termina con esta estrofa:

Toda mi vida he mirado por la ventana, 
clavado en un rincón 
de autobús, de tren, de barco, 
en el traqueteo de la carreta, 
miraba cómo huían de mí árboles, 
hombres, ciudades, continentes. 
¿Por qué me abruman tantas emociones?
¿Por qué tengo la impresión 
de haber conocido el mundo?

Santos Domínguez