7/10/19

Ferlosio. Glosas castellanas y otros ensayos



Rafael Sánchez Ferlosio.
Glosas castellanas y otros ensayos (diversiones).
Universidad de Alcalá. Fondo de Cultura Económica. 
Madrid, 2005.

Glosas castellanas, El castellano y la Constitución, Barroco y Lenguajes son los cuatro ensayos ferlosianos en torno a la lengua que el Fondo de Cultura Económica y la Universidad de Alcalá reunieron en el volumen Glosas castellanas y otros ensayos (diversiones) en la Biblioteca Premios Cervantes.

Cuatro ensayos desarrollados con una actitud que reveló el propio Ferlosio cuando los agrupó en el misceláneo El alma y la vergüenza, del año 2000, en un apartado titulado Diversiones.

El primero, Glosas castellanas, es una de las obras de las que Ferlosio decía sentirse más satisfecho. Tiene como origen la réplica a un artículo de Lázaro Carreter y entre la gramática y la narratología y con la Teoría del lenguaje de Bühler al fondo, revela la pasión gramatical del autor en torno a tres centros de interés: el verbo traspunte, los adverbiales tristes y los compuestos nominales de verbo+complemento directo.

Los verbos blancos, la unidad textual, la deixis en phantasma, la anáfora y la analogía, la metonimia o los topónimos son objeto del genio analítico de Ferlosio, de su capacidad de observación, de relación y de reflexión.

Sobre los motivos y el sentido de El castellano y la Constitución, escribía el autor en el primer párrafo del ensayo:

Hace veinte años me había propuesto no decir ya ni mu sobre asunto de lenguaje, no por otra cosa, tras millares de noches y cientos de cuadernos, que por mi salud mental. Pero, como todavía hay personas que siguen llamándose a agravio por el primer párrafo del artículo tercero de la Constitución […] me veo empujado a hacer una excepción y “cantar la mía” —como decían en el Tartarín de Tarascón— sobre el asunto.

Cuatro ensayos que muestran a un Ferlosio lúcido y apasionado, lúdico y polémico, consciente siempre de la importancia de los mecanismos que articulan el lenguaje y la mirada a la realidad.

Santos Domínguez