Juan Carlos Onetti.
Cuentos completos.
Debolsillo. Barcelona, 2019.
Cuando se cumple un cuarto de siglo de su desaparición, es un buen momento para volver a los relatos de Onetti, uno de los maestros reconocidos del género en lengua española, en la asequible edición de sus Cuentos completos que publica Debolsillo.
Entre el primero de estos cuentos -Avenida de Mayo-Diagonal Norte-Avenida de Mayo- que apareció el 1 de enero de 1933 y los dos últimos -Ella y La araucaria-, escritos en 1993, transcurrieron seis décadas de escritura. Sesenta años en los que Onetti fue levantando con su narrativa fundacional un universo literario en el que las novelas y los cuentos forman un todo coherente desde el punto de vista formal, en su articulación temática, en la libertad en el uso del tiempo, en las elipsis y las omisiones o en la presencia común de personajes, ambientes y actitudes resumidas en palabras, gestos y comportamientos que resumen la estética del fracaso y la resignación ante la derrota.
Con el telón de fondo de sus paisajes desolados y sus ambientes sórdidos, los cuentos de Onetti bucean en el secreto de la conciencia y la memoria y dibujan un mundo inconfundible, opaco y ambiguo, cerrado y asfixiante, habitado por la soledad y la culpa, la crueldad y la ternura, el fracaso y la incomunicación, la tristeza y la desolación, el deseo y la problemática complejidad de la relaciones amorosas.
Como las novelas, sus cuentos viven en la frontera difusa del mundo real y la ficción, una frontera en la que la imaginación se convierte en alternativa a la realidad a través de unos personajes de perfiles borrosos y comportamientos complejos.
Es una nueva oportunidad de releer obras maestras del género: El infierno tan temido, La novia robada, Bienvenido, Bob, Esbjer en la costa, Mascarada, La casa en la arena, Regreso al sur o Un sueño realizado.
En anexo, cuatro textos agrupados bajo el rótulo Cuentos inéditos y fragmentos, entre ellos El último viernes, un cuento inédito que aparece junto con esas obras maestras de un género en el que Onetti estuvo a la misma altura, por lo menos, de sus mejores novelas.
Santos Domínguez