6/1/16

Ferlosio. Altos Estudios Eclesiásticos



Rafael Sánchez Ferlosio.
Altos Estudios Eclesiásticos (Ensayos 1)
Gramática. Narración. Diversiones.
Debate. Barcelona, 2015.

Gramática. Narración. Diversiones es el subtítulo al que se acoge el primero de los cuatro volúmenes que irán recogiendo la amplia obra ensayística de Sánchez Ferlosio, que ha empezado a publicar Debate con edición de Ignacio Echevarría.

Este primer tomo -Altos Estudios Eclesiásticos- contiene sus ensayos y artículos más relacionados con la gramática y la narratología. Desde las primeras incursiones (“Personas y animales en una fiesta de bautizo”, “Músculo y veneno” o el prólogo al Pinocho de Collodi), agrupadas en la sección Antigüedades con las dos entregas de la incompleta Las semanas del jardín o Guapo» y sus isótopos, a las Diversiones: El castellano y la Constitución o las incisivas réplicas a Lázaro Carreter en las Glosas castellanas o “Adversus Varronem”.

En el Anexo se incorporan la traducción y las notas de Memoria e informe sobre Víctor de Aveyron, de Jean Itard, que Ferlosio considera como su “mejor producto” en "La forja de un plumífero", un escrito autobiográfico que publicó en 1998, donde aparecen estas líneas que justifican el título de este volumen:

"Tras escribir El Jarama —entre octubre de 1954 y marzo de 1955—, agarré la Teoría del lenguaje, de Karl Bühler, y me sumergí en la gramática y en la anfetamina. Cuando un clérigo da lugar a algún escándalo, la discretísima Iglesia católica, experta en tales trances, lo retira rápidamente de la circulación, y al que pregunta por él, tras haber advertido su ausencia, se le contesta indefectiblemente: «Oh, el padre Ramoneda se ha recogido para dedicarse a altos estudios eclesiásticos»; a mí no me hizo falta ningún obispo que me retirase, sino que me bastó con el inmenso genio de Karl Bühler y la irresistible sugestión teórica y expositiva de su obra —y quizá algo de horror o repugnancia por el grotesco papelón del literato que, tras el éxito de El Jarama, se cernía como un cuervo sobre mi cabeza— para retirarme de la circulación y consagrarme a «altos (o bajos) estudios gramaticales» durante quince años." 

Esta preocupación no puede desvincularse de la labor creativa de Sánchez Ferlosio, porque -como explica Ignacio Echevarría- estos textos reflexivos “sirven de inmejorable puerta de acceso al conjunto de una obra cuya importancia y cuyo relieve no cesan de incrementarse con el transcurso del tiempo” y "son el más palpable testimonio de esa búsqueda, de ese empeño por ir «ensayando y errando» una lengua capaz de decir cosas nuevas de una manera nueva."

Esa nueva manera expositiva, lo que Ferlosio definía como un estilo tridimensional, acabaría siendo desde entonces el rasgo más característico de una prosa que se canaliza a través de la hipotaxis, la construcción compleja de la frase sobre la que reflexionó en un apunte -“Sobre la hipotaxis y el aliento de la lectura”- que en este volumen aparece como preliminar y que comienza así:

“La hipotaxis es muy viciosa, y conforme iba llegando a cogerle más y más el gusto, incluso cuando escribía ajeno a cualquier ánimo —consciente, por lo menos— de jugar y divertirme, se me antojaba que sólo podía decir tal o cual cosa de un modo satisfactorio, por suficientemente preciso, circunstanciado y completo, con una frase poliarticulada y de muy largo aliento. Alguna llegó a costarme una jornada entera.”

Santos Domínguez