Rocío Fernández Berrocal.
Platero y yo.
El tiempo recobrado.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2014.
El 25 de octubre de 2014, cuando se cumplía el aniversario de la concesión del Nobel de 1956 a Juan Ramón Jiménez, se fecha el colofón de Platero y yo. El tiempo recobrado, de Rocío Fernández Berrocal.
Lo publica La Isla de Siltolá en su Colección Juan Ramón Jiménez y reúne en un volumen de pequeño formato nueve ensayos breves y una bibliografía actualizada -activa y pasiva- sobre el autor de Moguer.
Pequeño formato que acoge nueve aproximaciones intensas y profundas a un libro centenario que da la medida de aquel escritor total que en 1915, un año después de publicar Platero y yo, manifestaba su deseo de dedicarse a la prosa para conseguir una escritura “clara, elevada, natural.”
Era un momento crucial en la trayectoria vital y literaria de Juan Ramón Jiménez, que estaba culminando su época sensitiva tras un proceso de depuración poética que a lo largo de quince años le había acercado cada vez más a la poesía pura.
Platero y yo es un libro muy significativo de ese tramo final de una primera etapa que le llevaría sin solución de continuidad desde los Sonetos espirituales al Diario de un poeta reciencasado, un libro decisivo que marca la frontera de la contemporaneidad en la literatura española,
Estos nueve ensayos de Rocío Fernández Berrocal, que ya publicó en esta misma editorial una espléndida edición de Idilios, tienen como referente común esa elegía andaluza y como fondo el paisaje de Moguer con el corazón en Fuentepiña, al pie del pino de la Corona donde está enterrado Platero, al que se dedica esta elegía en prosa, este caleidoscopio moguereño en el que se transmuta la realidad en
sentimiento poético, en palabras de la autora.
Desde su título, El tiempo recobrado, el volumen sugiere como una clave fundamental de lectura la relación de la mirada juanramoniana con la mirada de Proust a partir de la capacidad de ambos para convocar tiempos distintos en un único ámbito. Es la congregación del tiempo en el espacio a la que Juan Ramón seguía refiriéndose treinta años después en el fragmento tercero de Espacio.
Desde su título, El tiempo recobrado, el volumen sugiere como una clave fundamental de lectura la relación de la mirada juanramoniana con la mirada de Proust a partir de la capacidad de ambos para convocar tiempos distintos en un único ámbito. Es la congregación del tiempo en el espacio a la que Juan Ramón seguía refiriéndose treinta años después en el fragmento tercero de Espacio.
Pero estos textos son mucho más que incursiones en Platero y yo: son excursiones por la inmensidad creativa de Juan Ramón de la mano de una de las estudiosas que más saben de la Obra de aquel andaluz universal, una obra que sigue “en marcha” una vez muerto el escritor, como recuerda la autora de estos ensayos imprescindibles que ofrecen las claves biográficas
y poéticas con las que Juan Ramón fundió belleza, naturaleza y verdad para
elaborar la prosa hecha poesía de Platero y yo.
Santos Domínguez