Joseph Conrad.
El corazón de las tinieblas.
Ilustraciones de Abraham Cruzvillegas.
Traducción de Juan Sebastián Cárdenas.
Sexto Piso Ilustrado. Madrid, 2014.
Las últimas palabras de Kurtz en El corazón de las tinieblas (¡El horror! ¡El horror!), tan misteriosas y ambiguas como quien las pronuncia antes de morir, son el testamento moral de aquella sombra que Marlow sólo recuerda como una voz que sube de la pesadilla y de la niebla de su propia conciencia.
La tarea que intento llevar a cabo, gracias al poder de la palabra escrita, es haceros oír, haceros sentir..., es, antes que nada, haceros ver.
Esas palabras, que Conrad escribió en el prólogo que redactó para El Negro del Narcyssus, adquieren un nuevo sentido a la vista de esta edición ilustrada de El corazón de las tinieblas, en la que Conrad denuncia las consecuencias del colonialismo salvaje de Leopoldo II de Bélgica en el Congo, una cárcel gigantesca que le dejó herido el cuerpo de malaria y el espíritu dañado con secuelas psíquicas que no superó nunca.
Hay en estas ilustraciones de Abraham Cruzvillegas no sólo el relato de un viaje fluvial, sino sobre todo un recorrido literario y moral a través de la novela y la realidad. Un periplo de enorme impacto visual que resume el itinerario moral, la bajada al fondo del corazón del hombre, que es El corazón de las tinieblas.
Esta bellísima edición de Sexto Piso es una invitación a releer esta bajada a los infiernos de la barbarie colonial mientras subimos por el río Congo acompañados por Marlow, un Virgilio moderno que nos guía hasta la figura ambigua de Kurtz, una sombra más oscura que la sombra de la noche que se proyecta sobre la zona más oscura del hombre y sobre la presencia perturbadora del blanco en el África Negra.