15/3/24

Antonio Carvajal. Nos diferencia el cuerpo



Antonio Carvajal.
Nos diferencia el cuerpo.
(Antología 1968-2022
Edición de Francisco Silvera.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2024.

“Mi moral era luchar por una vida más bella, más justa, siempre sagrada, cuya plenitud entreví en la delicia del amor compartido, de las primeras amistades con artistas y poetas con quienes compartí la indescriptible emoción de engendrar, conservar y transmitir la belleza. Ése es el germen de Tigres en el jardín y ése he querido que sea siempre el sentido de mi poesía. Una poesía donde cabe todo cuanto sea defensa y afirmación de la vida, denuncia y rechazo del mal”, afirmaba Antonio Carvajal (Albolote, 1943) en ‘Propósitos poéticos’, el texto con que presentó la lectura de su obra poética en la Fundación Juan March hace veinte años. Y añadía: “Encontré la singularidad de mi voz en la disciplina del estudio y en la aceptación razonada de los consejos de los mejores.”

Ese diálogo constante con la tradición recorre la obra poética de Antonio Carvajal, que acaba de recogerse en Nos diferencia el cuerpo, una amplia antología de su escritura entre 1968 y 2022 que publica Cátedra Letras Hispánicas con edición de Francisco Silvera, que en la introducción define la poesía de Carvajal como “una obra amplísima, diversa y monumental.”

Libros como Tigres en el jardín, Serenata y navaja, Sitio de ballesteros, El viento en los jazmines, Testimonio de invierno o Un girasol flotante son el testimonio poético de lo que Francisco Silvera resume como “una vida entregada a la poesía y la reflexión en torno a ella.”

Reflexiones como las que contiene este texto, que contiene las claves formales y temáticas de su poesía.

ARTE POÉTICA

Arte poética,
lección primera:
cuerda y tijera.

Arte poética,
lección segunda:
Que la palabra sea
como la luna,
mudable y engañosa
y exacta y única.

O sea, lección dos:
Que la palabra sea
puntual como el sol
que da, entre dos tinieblas,
luces al corazón.

O, por mejor decirlo,
que la palabra tenga
al par la luna, el sol:
Ágil la luz sagrada,
sangrando el corazón.

Con palabra heredada se titula muy significativamente una de las abundantes antologías poéticas de Antonio Carvajal. Y es que su poesía surge del diálogo con la tradición y de la emulación de los maestros en un proceso de escritura y reescritura en el que el himno se impone como elección frente a la elegía, el arte y la amistad se alzan frente a las pérdidas, la palabra se yergue frente al  silencio y el amor frente a la soledad con una mirada cósmica emparentada con la de Vicente Aleixandre.

Entre el fuego y el juego, entre la vida y la literatura, la constante celebración de la existencia y el amor que hay en su poesía hímnica encuentra su cauce formal en un diálogo renovador con la tradición poética y las estructuras métricas de la poesía culta, del soneto de raíz garcilasista, gongorina o quevedesca en Tigres en el jardín, de la silva de Serenata y navaja o o de la tradición popular del arte menor y la asonancia en Del viento en los jazmines o en Una canción más clara.

De Miradas sobre el agua es este soneto a modo de autorretrato poético y vital:

Quizá de la poesía sea yo el mejor obrero.
Lo dicen tantos. Ellos deben saber por qué.
Pero no saben darme la palabra que quiero,
toda ella encendida de esperanza y de fe.

Pero no saben darme el abrazo que espero;
porque antes que poeta, antes que artista, que
domador del vocablo rebelde, hubo un certero
rayo que hirió mi alma y curarla no sé.

Porque antes que poeta, y antes que profesor
de vanidades, soy un varón de dolor,
un triste peregrino que busca su alegría.

Tal vez cordial o vano, tal vez il miglior fabbro;
pero pocos entienden que en mis palabras labro
esa fosa con flores que llamamos poesía.

Santos Domínguez