Pablo Guerrero.
Poesía completa
(1999-2022)
Abada Editores. Madrid, 2023.
PARTO AL RÍO DE LAS JUNCIAS
Estás serena, cielo raso visto desde nuestro suelo.
Eres la mujer que piensa
en una nana
por acunar a una anciana en Siruela.
Una sirena me explica el mar que esta tierra tuvo.
Mirada, blanco de cárcavas, el blanco que perpetúan
iris que todo contienen.
Sobre nosotros Sirio derrama su parpadeo.
Su luz será sentida como ahora sentimos
la alegría
que da el arte que nos funda
en esta casa, pinturas sobre un abrigo en la sierra.
Triste si al final no he hallado la palabra más nutricia,
la palabra bien curtida de algún Juglar del Camino.
Parto al río de las juncias, alta te quiero, saberte supe.
Escucho en mi oído voces que confirman: todo es eso.
Con ese poema, perteneciente al inédito El oro en la balanza (2022), se cierra el espléndido volumen que reúne la poesía completa de Pablo Guerrero en Abada Editores.
Poesía completa (1999-2022) es el escueto título -se descartaron otras posibilidades- que agrupa casi un cuarto de siglo de escritura bajo un rótulo tan sobrio como la poesía de Pablo Guerrero, que reúne aquí dieciocho libros de poesía, entre ellos los cinco inéditos escritos entre 2021 y 2022: Junto a sombras desprendidas, Cualquier viento nos lleva, Modulaciones del aire, Hacia lo que no termina y el ya citado El oro en la balanza.
Dedicado a su mujer -“Rosario. Rosa río. Río de rosas”- y a su hijo, el volumen es una muestra continua de la cuidada expresión poética de Pablo Guerrero, de la intensa reunión de reflexión y sentimiento que recorre su obra, de la hondura de una mirada que funde en llama viva lo exterior y lo interior.
Porque su palabra poética nace siempre del chispazo emocional y sensorial que produce el roce del pensamiento y la sensación, el encuentro entre la contemplación y la meditación, de la intimidad y el paisaje.
Y de ahí brota un manantial verbal de palabras y acordes atravesados por la autenticidad potente y cercana que tiene la poesía verdadera, que se entrega en cada verso y se desnuda en cada poema. Quizá esa sea la clave de esta poesía intensamente conmovedora siempre.
Porque Pablo Guerrero es, como indicaba uno de sus títulos, un porteador de sonidos, una variante del rilkeano cazador de voces secretas que canta entre la celebración y la elegía con una poesía de la mirada y el susurro.
Y la suya es una poesía que nombra el mundo desde una mirada siempre renacida, que convoca colores, sonidos y matices desde la inocencia del deslumbramiento ante la claridad recién amanecida y siempre amenazada.
Una poesía reflexiva que se levanta sobre una mirada contemplativa que busca en lo hondo del paisaje el misterio asediado con una palabra que es lugar de encuentro del poeta que mira y de la naturaleza transcendida en un constante deseo de ir más allá de la superficie, como en esta Luna llena:
Cuántos ojos han mirado la luna.
De nosotros está la luna llena.
Poesía de la celebración y la elegía, escrita desde la contemplación que aspira a fijar en sus versos lo fugaz de las revelaciones:
Todo en ti, y tú afuera, y en ti.
Los galápagos de los islotes jónicos
frente a nosotros, mundos en dos,
nos abrazan, nos protegen
de la acechanza inútil
del animal de la sombra.
Es de noche.
Está al llegar la hora
de dormir, reparando
el sueño de los justos.
Poesía de la levedad y el susurro que nombra lo visible y lo invisible y lo transfigura en revelación e imagen, en música y palabra:
Dime dónde te escondes, olores a naranjas.
Dama de cuello blanco, dama de luz, eterna
en la cima donde se alza una mezquita.
Desde una mística pagana que conecta con la poesía de José Ángel Valente, Pablo Guerrero se sitúa ante el mundo, como Fray Luis, en sazón de recibir, atento a las revelaciones.
Y esa actitud receptiva es en él la forma más peculiar de la inspiración: la que se sustenta en la sutileza de una mirada leve y nos devuelva una poesía de intensa capacidad de sugerencia,
donde brilla la belleza encadenada con cantares primeros.
Donde sigue latiendo la palabra, que reza
a través del susurro de los palmerales.
En ese canto sereno vibra siempre la emoción de una poesía que late en lo inasible y
Restituye los colores que nos fueron saqueados.
De un solo golpe comprende un resplandor de belleza.
Sólo pregunta a la luz, a la verdad que responde.
Hace más de quince años, Pablo me pidió unas palabras para la contraportada de su Escrito en una piedra (2007). Las vuelvo a dejar aquí, porque siguen estando tan vigentes como entonces:
“Porque la poesía siempre ha servido para abrir las puertas al campo y al aire claro y fresco del amanecer, escucha, lector, esta voz que llama a las ventanas de tu casa entre la luz y la sombra, desde sus mares interiores.
Cruza el puente que te tienden estos poemas y hallarás la huella de las pisadas con las que nace el mar. Porque abres este libro y brota el sentimiento. Porque amamos el fuego.
Porque quien lee estos versos toca a un hombre sensible, a un poeta entero que, en vez de mirar a las estrellas, te habla desde ellas.
Que su luz te acompañe y te ilumine en el viaje. Al regreso ya no serás el mismo.”
Sólo es preciso afinar el oído para comprender esa verdad que nos traen las palabras de Pablo Guerrero, ese porteador de sonidos que nos entrega su legado poético en este libro admirable.
Santos Domínguez