W. B. Yeats.
He extendido mis sueños a tus pies.
Ilustraciones de Sandra Rilova.
Selección y traducción de Jordi Doce.
Nórdica. Madrid, 2023.
He extendido mis sueños a tus pies se titula la antología poética bilingüe de W. B. Yeats que publica Nórdica con selección y traducción de Jordi Doce y espléndidas ilustraciones de Sandra Rilova.
Su título lo toma de uno de los cuarenta poemas que recoge el volumen, ‘Él desea las telas del cielo’:
Si tuviera las telas bordadas de los cielos,
con luz de oro y plata entretejidos,
las oscuras, añiles y vaporosas telas
de la noche y la luz y la penumbra,
dispondría mis telas a tus pies;
pero, como soy pobre, solo tengo mis sueños;
he extendido mis sueños a tus pies:
pisa con suavidad, porque pisas mis sueños.
El irlandés W. B. Yeats (1865-1939) es uno de los poetas imprescindibles del siglo XX, autor de una poesía en la que conviven lo autobiográfico y lo visionario, la expansión afectiva y la contención verbal, lo local y lo universal.
A lo largo de su abundante obra se funden ejemplarmente vida y poesía, ideología y literatura para dar lugar a una producción en la que se concreta un peculiar diálogo entre el poeta y el mundo del que surge la expresión lírica, en la que el tono confesional cohabita con la alucinada voz del bardo o del oráculo o con la delicadeza melancólica de poemas como este magnífico ‘Cuando anciana’:
Cuando, anciana y canosa, te domine el cansancio
y cabecees junto al fuego, toma este libro
y léelo sin prisa, y sueña con la vieja
ternura de tus ojos y con sus hondas sombras;
cuántos amaron tus momentos de dicha y gracia
y amaron tu belleza con amor noble o falso;
pero un hombre amó en ti tu alma peregrina
y también las tristezas de tu rostro voluble;
y mientras te reclinas junto al hogar radiante
musita con tristeza cómo el Amor huyó
y anduvo a grandes pasos por las altas montañas
hasta esconder su rostro en un tropel de estrellas.
Otras veces ese diálogo es el del poeta consigo mismo, como en sus poemas maduros, en los que la emoción y la política, el sueño y el paisaje, el mito clásico y las leyendas célticas o la memoria reivindicativa de las raíces irlandesas vertebran unos textos marcados por la conciencia aguda de la temporalidad y por la meditación, por la rosa esférica, las tumbas gaélicas bajo la lluvia o Bizancio, la ciudad a la que dedicó un memorable poema que comienza con esta estrofa en la versión de Jordi Doce:
Las impuras imágenes del día retroceden;
borracha, la imperial soldadesca dormita;
cede la resonancia nocturna, la canción
noctámbula que sigue al gong catedralicio;
un gran domo estrellado o lunado desdeña
todo cuanto es el hombre,
tantas meras complejidades,
la cólera y el cieno de las venas humanas.
Dueño de un mundo propio de imágenes potentes que conjugan pensamiento y emoción en la conciencia aguda del paso del tiempo, Yeats, como Pound y Eliot, construye su poesía desde una mirada y un pensamiento en los que se combinan, a veces de manera problemática, la tradición y la modernidad en la creación de un universo poético inconfundible.
“Desde el prodigio de sugerencia, sensualidad y virtuosismo musical de su poesía juvenil hasta la fuerza expresiva, el rigor formal y la vivacidad que caracterizan su estilo de madurez -escribe Jordi Doce-, aquí está todo Yeats: el poeta soñador y enamorado, el discutidor sentencioso y a veces procaz, el contemplativo, el mago amante de la mitología y el hermetismo…”
Probablemente la poesía contemporánea sería distinta, y peor, si W.B. Yeats no hubiera escrito algunos poemas esenciales que fundan una nueva manera de entender la poesía, como ‘Un aviador irlandés prevé su muerte’:
Sé que en algún lugar dentro de las nubes
he de hallar mi destino;
no odio a quienes son mis enemigos,
no amo a quienes debo defender;
mi país es Kiltartan Cross,
mis paisanos los pobres de Kiltartan,
ningún posible fin ha de quitarles nada
o hacerlos más felices de lo que eran.
Ni leyes ni deberes me ordenaron luchar,
ni estadistas ni masas entusiastas,
un solitario impulso de deleite
me empujó a este tumulto entre las nubes;
todo lo sopesé, de todo hice memoria,
los años por venir me parecieron vano aliento,
vano aliento los años transcurridos
en igualdad con esta vida y esta muerte.
Santos Domínguez