27/3/23

Nuestros antepasados. Edición conmemorativa


  Italo Calvino.
Nuestros antepasados.
El vizconde demediado.
El barón rampante.
El caballero inexistente.
Edición conmemorativa.
Traducción de Esther Benítez.
Edición al cuidado de María J. Calvo Montoro.
Siruela. Madrid, 2022.


Con motivo del centenario del nacimiento de Italo Calvino, Siruela ha preparado una magnífica edición conmemorativa de Nuestros antepasados, la trilogía simbólico-fantástica que forman El vizconde demediado, El barón rampante y El caballero inexistente.

Con la admirable traducción de Esther Benítez y la imprescindible ‘Nota 1960’, la introducción que Calvino redactó para la primera aparición conjunta de las tres novelas, el volumen reproduce también en el interior la portada de aquella primera edición de I nostri antenati en Einaudi, con un dibujo de Picasso.



Ha cuidado la edición María J. Calvo Montoro, que en el epílogo resume la trilogía como “tres historias y tres voces narrantes, Calvino y la indagación de múltiples lenguajes para hablar sobre las interferencias entre realidad e imaginación, sobre la transfiguración fantástica que opera en la trilogía, pero, sobre todo, para concentrar en un conjunto unitario la multiplicidad de su búsqueda en el mundo de las imágenes…”

Lo que empezó en 1951 con El vizconde demediado como un divertimento privado, acabó creciendo y tomando otra dimensión literaria hasta completar en sus tres fábulas lo que Calvino define en su Nota como “un árbol genealógico de los antepasados del hombre contemporáneo, en el que cada rostro oculta algún rasgo de las personas que están a nuestro alrededor, de vosotros, de mí mismo.”

Entre la condición escindida e incompleta del hombre contemporáneo que representa Medardo de Terralba en El vizconde demediado, y la falta de identidad en la armadura vacía de Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los Otros de Corbentraz y Suram (un interminable nombre para ocultar la nada) de El caballero inexistente, El barón rampante es la obra central de la trilogía y no solo por razones cronológicas sino porque es la que tiene, además de una extensión que dobla la de las otras dos, una mayor entidad literaria desde su misma concepción narrativa.

Así lo explicaba Calvino: “El hombre completo, que en El vizconde demediado todavía no había propuesto claramente, en El barón rampante se identificaba con quien consigue su plenitud al someterse a una ardua y reductiva disciplina voluntaria.”

Con ese planteamiento, Calvino construye la figura del noble Cosimo Piovasco de Rondó, que a los doce años, el 15 de junio de 1767, en un gesto de rebeldía irreversible, decide vivir el resto de su existencia (cincuenta y tres años más) encaramado en los árboles: “–¡No bajaré nunca más! Y mantuvo su palabra.”

En la actitud del barón, que no volverá a bajar de los árboles, y que desde su soledad distante vivirá las transformaciones revolucionarias de 1789 y se entrevistará con Napoleón, simboliza Calvino la idea motriz de su novela: que “el único camino para estar con los otros de verdad era estar separado de los otros, imponer tercamente a sí y a los otros esa incómoda singularidad y soledad en todas las horas y en todos los momentos de su vida, como es la vocación del poeta, del explorador, del revolucionario.”

En las tres novelas, la fantasía, el humor y el juego tienen como origen y fundamento una profunda reflexión sobre la condición humana, sobre la relación del hombre contemporáneo con su conciencia y con los demás, con la naturaleza y la historia, con la acción y la experiencia. En Medardo, Cosimo y Aguilulfo, los tres protagonistas simbólicos de estas tres asombrosas máquinas narrativas, Calvino proyecta un punto de vista distante y deshumanizador que produce la deformación cómica o grotesca de la realidad que caracteriza una buena parte de su literatura.

No son, pues, como podría parecer en un acercamiento superficial, puros juegos narrativos de literatura fantástica -que también-, sino rigurosas construcciones intelectuales que desarrollan diversas alegorías sobre la existencia y sobre los posibles modos de relacionarse con la realidad. 

Las divertidas peripecias que se desarrollan en las tres novelas atrapan al lector en una experiencia literaria inolvidable, pero se sostienen además sobre un profundo diseño intelectual que Calvino resume en estas palabras:

“He querido hacer una trilogía de experiencias sobre cómo realizarse en tanto que seres humanos: en el Caballero inexistente la conquista del ser, en el Vizconde demediado la aspiración a una plenitud por encima de las mutilaciones impuestas por la sociedad, en el Barón rampante una vía hacia la plenitud no individualista, alcanzable mediante la fidelidad a una autodeterminación individual. Tres grados de acercamiento a la libertad. Y al mismo tiempo he querido que fueran tres historias “abiertas”, como suele decirse, que ante todo se tengan en pie como historias, por la lógica del sucederse de sus imágenes, pero que comiencen su verdadera vida en el imprevisible juego de interrogaciones y respuestas suscitadas en el lector.”

Santos Domínguez