Nicolas Ragonneau.
El Proustógrafo.
Infografías de Nicolas Beaujouan.
Prefacio de Thierry Laget.
Traducción de Isabel Soto López.
Alianza Editorial. Madrid, 2022.
“¿Por qué no podría representarse la totalidad del saber proustiano acumulado a través de infografías? […] La vitalidad de la crítica, cuando conseguimos aprehenderla en su totalidad, ha permitido poner a nuestra disposición innumerables datos, esos que solo esperan que un diseñador gráfico talentoso los convierta en frisos, esquemas o árboles genealógicos. El amante de los libros hermosos Nicolas Beaujouan es el artista encargado de hacerlo en esta empresa de figuración y renovación de las formas de la enciclopedia proustiana”, escribe Nicolas Ragonneau en el prólogo de El Proustógrafo, que publica Alianza Editorial con traducción de Isabel Soto López.
Es un original acercamiento al mundo personal de Proust y al universo literario de En busca del tiempo perdido a través de las infografías de Nicolas Beaujouan, una verdadera enciclopedia visual dedicada al autor y a sus libro con casi un centenar de infografías que proyectan una nueva mirada sobre Proust y su obra monumental, con motivo del centenario de su muerte.
Los datos procedentes de los estudios de lexicometría, por ejemplo, permiten deducir que la frase proustiana va creciendo en tamaño un 30% a lo largo de los diecisiete años que transcurren entre la publicación de La muerte de Baldassare Silvande, con frases de un tamaño medio de 34 palabras, y En busca del tiempo perdido, cuya longitud oracional de promedio se sitúa en 43 palabras. O que la frase más larga del ciclo proustiano aparece en Sodoma y Gomorra, el cuarto volumen de la serie, con 931 palabras.
Esas estadísticas léxicas, que tienen aquí su representación gráfica, muestran también a Proust como “el voyeur absoluto”, porque la mirada es fundamental en sus novelas, lo que se refleja en la importancia que tienen en ellas las palabras del campo semántico de la mirada, especialmente en ese “gran libro del yo” que es En busca del tiempo perdido.
Otras infografías resumen el universo proustiano: representan el ciclo como una novela río, como un círculo perfecto ocomo una serpiente que se muerde la cola, reflejan las veces que aparece cada uno de los personajes principales (Albertine, Swann, Charlus) y su genealogía, las calles y los espacios en los que transcurre la acción, la bibliocelebridad comparada de Proust, las ventas de sus novelas, sus ingresos como rentista, los estimulantes y los somníferos que tomaba o los lugares en los que vivió.
Y al margen de las infografías, hay en El Proustógrafo una abundante información sobre el ciclo novelístico proustiano: el resumen en 1010 palabras, las claves de los diez personajes principales, las adaptaciones cinematográficas, su presencia en los espacios públicos o algunas citas memorables entresacadas de sus miles de páginas.
“Nicolas Ragonneau -escribe Thierry Laget en su prefacio, ‘Proustografías’- ha creado El Proustógrafo, al considerar que En busca del tiempo perdido es un fenómeno de alcance cósmico, un prodigio de la categoría de las auroras boreales, del paso de los cometas, de los eclipses, que sobrepasa la condición humana y hay que trasladar a nuestra escala mediante infografías, curvas, diagramas, para comenzar a percibir su inmensidad. Este invento no consume energía alguna ni emite gases de efecto invernadero. Es prácticamente silencioso y solo provocará carcajadas o accesos de admiración, pues sus engranajes están lubricados con una aceitera de ingenio o, como se diría en inglés, con humour.
Sin embargo, el invento no carece de precisión, pues bebe de las mejores fuentes de información, nunca hasta la fecha reunidas de una forma tan ergonómica y atractiva. ¿Qué obra podía, antes que esta y con tal parquedad de palabras, mostrar a su lector cuántos libros vendió Proust, a qué idiomas se tradujo su novela, qué había en su biblioteca, qué países visitó, qué drogas tomaba, cuántas decenas de miles de cartas envió, a cuántos personajes dotó de vida y de habla, cuáles son las particularidades de su estilo, cuál es la verdadera historia de la magdalena, en qué año lució bigote de morsa?
[…]
En busca del tiempo perdido es un mundo tan complejo y tan completo que cada generación está obligada a construir nuevas brújulas para orientarse en él. El Proustógrafo no pretende dar cuenta de toda la novela, pero permite, de una tacada, contemplar el trabajo que llevó a cabo el escritor, el esfuerzo que debe realizar su lector, evaluar la intensidad del placer que este puede obtener de su relación con la obra maestra, medir la longitud y la velocidad de las ondas que ha provocado la explosión de esta galaxia y que se han propagado, hasta el día de hoy, en nuestra literatura (y más allá).Todo ello le valdrá a su artífice una medalla de oro en la próxima exposición universal y una vitrina en el Museo de Artes y Oficios, entre el péndulo de Foucault y el gasómetro de Lavoisier.”
Un lujo para iniciados y para principiantes.
Santos Domínguez