3/4/19

Manuel Longares. Romanticismo


Manuel Longares. 
Romanticismo.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2019.


Vaciló Monjardín y la mirada de Marta le sostuvo.
  —No nos sentarán a su mesa ni tolerarán que sus hijos se casen con los nuestros. Cada cual está en su trinchera, en eso no han cambiado mucho las cosas, pero ya no es como antes. Y ahora, si nos ven por la calle, al menos nos saludan.
  Marta preparaba la bandeja con las tazas, Panizo buscó un licor de hierbas y quedó Monjardín solo en la mesa preparando un porrito. Y así, tal como le vieron en ese momento de la velada, le evocarían Marta Pombo y Santos Panizo y se lo transmitirían a sus despistados hijos Napoleón y Venus cuando ya no hubiese posibilidad de reunirse con Monjardín a tomar sopas y solo la memoria de los supervivientes reprodujese su estampa de aquella madrugada, vencido sobre la mesa de la cocina, con los dedos manejando el cigarro, los ojos medio cerrados por la cortina del tupé y la esencia de su testamento en sus labios seductores.
  —Para nuestra condena y nuestro orgullo de hombres —dijo aquella vez Monjardín como en un susurro pero con toda el alma, para que no lo olvidaran sus amigos—, en el fondo, en la línea más azul del horizonte, somos el mar.

Con ese memorable final se cierra Romanticismo, la novela que Manuel Longares publicó a comienzos de 2001 y que acaba de reeditar Galaxia Gutenberg en un volumen que incorpora como epílogo un texto -Los motores de una novela- en el que el autor reflexiona sobre su obra y aporta algunas de sus claves compositivas:

Romanticismo es una novela paródica en título y contenidos de lo que podríamos llamar la aspiración al imposible. La herencia cervantina predomina en ella porque la novela Romanticismo significa, básicamente, una llamada al orden después de un tiempo de arrebatos. Todos los personajes recuperan la lucidez al desengañarse de los ideales que los extraviaron.

Desde su paratexto inicial -Desinencia rubia del barrio de Retiro...- hasta esas últimas líneas, Romanticismo es una novela excepcional sobre la Transición vista desde el barrio de Salamanca, la recreación crítica de un momento histórico reciente y decisivo y el retrato irónico del cogollito de la alta burguesía improductiva y acomodaticia con un admirable equilibrio entre lo histórico, lo ambiental y lo personal, entre la atención al cuadro social y la profundidad individual de los caracteres.

Longares integra en Romanticismo el marco social y la peripecia individual, en un equilibrio de la intimidad y la política, de lo histórico y lo personal en el que cumple un papel decisivo el espacio narrativo, eje constructivo de la novela porque define la identidad social del grupo, en la misma línea que seguiría en la posterior Nuestra epopeya.

Por eso Romanticismo es una novela coral que toma como referencia de su secuencia narrativa tres generaciones de mujeres románticas: Pía Matesanz, su madre Hortensia y su hija Virucha Arce. Junto con personajes como José Luis Arce, Monjardín, Santos Panizo, Marta Pombo o Fela del Monte, son una representación de la mentalidad y los comportamientos y actitudes que Caty Labaig, periodista de prensa rosa y cronista romántica del cogollito, resume en esta frase que sintetiza también el sentido de la obra:

Todo sigue igual /.../ pero nada es lo que fue.

Sepulcro de la memoria se titula la primera de las tres partes en las que se organiza la novela. Esa primera parte se desarrolla entre el 31 de octubre y el 19 de noviembre de 1975, los veinte días anteriores a la muerte de Franco; la segunda -Desajustes- ocurre entre 1975 y 1978 y afronta los cambios que ponen fin a una época, los años de desconcierto de la alta burguesía del cogollito y su aclimatación al nuevo contexto social y político. Y finalmente, una tercera parte, más breve y de título significativo y paradójico -Restauración-, aborda la época de los gobiernos socialistas hasta la noche del 3 de marzo del 1996.

Con Balzac y Galdós al fondo de su concepción novelística y de su estructura clásica, con la herencia añadida del Valle Inclán de La corte de los milagros y con un estilo propio e inconfundible que asume también lo mejor de la novela contemporánea, la ironía de su perspectiva narrativa omnisciente y distante, que desde el escepticismo deriva por momentos en sarcasmo, está presente ya en el título y tiñe toda la novela de un humor sutil y una mirada crítica y comprensiva a un tiempo.

Con esa mirada desengañada a las ilusiones románticas del cambio político y social, sus personajes inolvidables, sólidos y contradictorios a un tiempo, su ironía distante y la excelencia literaria de su estilo, Romanticismo es ya un clásico imprescindible de la literatura española contemporánea.

Santos Domínguez