Karl Kerényi.
Prometeo.
Interpretación griega de la existencia humana.
Traducción de Brigitte Kiemann.
Sexto Piso. Madrid, 2011.
Prometeo.
Interpretación griega de la existencia humana.
Traducción de Brigitte Kiemann.
Sexto Piso. Madrid, 2011.
De entre todos los mitos griegos, Prometeo es el que tiene la más extraordinaria relación con la humanidad, escribe Karl Kerényi en Prometeo. Interpretación griega de la existencia humana, que publica Sexto Piso con traducción de Brigitte Kiemann.
Ni dios ni hombre, intermedio entre Hermes y Ulises, el de Prometeo es un mito solidario cuya actitud sacrificial se puede relacionar con el papel mesiánico y redentor de Cristo, aunque el griego nunca se hace hombre ni habita entre nosotros, sino que permanece siempre en el ámbito de la mitología.
Y sin embargo el eje de este libro es que Prometeo, como sugiere el subtítulo, representa la interpretación griega de la existencia humana en un periodo prefilosófico.
Del linaje de Jápeto el Titán y protagonista de la única tragedia de Esquilo que se conserva íntegra, fue el astuto, el heraldo de los titanes, el que robó el fuego a los dioses para entregárselo a los hombres y liberarlos de la oscuridad, el segregado, el habitante del reino de lo oscuro, el dueño de un secreto, el profeta, el encadenado al que el águila de Zeus devoraba durante el día el hígado que se regeneraba de noche.
Este volumen, la cuarta entrega de la espléndida tetralogía que el filólogo húngaro dedicó a las imágenes primigenias de la religión griega, es un acercamiento penetrante y decisivo al mitologema de Prometeo a través de la poesía clásica griega y de su reaparición en Goethe, el mitólogo moderno, el mediador entre la antigüedad y nosotros, que ve en ese mito fundacional un reflejo de su propia experiencia juvenil como poeta y como hombre.
Ni dios ni hombre, intermedio entre Hermes y Ulises, el de Prometeo es un mito solidario cuya actitud sacrificial se puede relacionar con el papel mesiánico y redentor de Cristo, aunque el griego nunca se hace hombre ni habita entre nosotros, sino que permanece siempre en el ámbito de la mitología.
Y sin embargo el eje de este libro es que Prometeo, como sugiere el subtítulo, representa la interpretación griega de la existencia humana en un periodo prefilosófico.
Del linaje de Jápeto el Titán y protagonista de la única tragedia de Esquilo que se conserva íntegra, fue el astuto, el heraldo de los titanes, el que robó el fuego a los dioses para entregárselo a los hombres y liberarlos de la oscuridad, el segregado, el habitante del reino de lo oscuro, el dueño de un secreto, el profeta, el encadenado al que el águila de Zeus devoraba durante el día el hígado que se regeneraba de noche.
Este volumen, la cuarta entrega de la espléndida tetralogía que el filólogo húngaro dedicó a las imágenes primigenias de la religión griega, es un acercamiento penetrante y decisivo al mitologema de Prometeo a través de la poesía clásica griega y de su reaparición en Goethe, el mitólogo moderno, el mediador entre la antigüedad y nosotros, que ve en ese mito fundacional un reflejo de su propia experiencia juvenil como poeta y como hombre.
Santos Domínguez