17/11/10

Aretino. Casos de amor



Pietro Aretino.
Casos de amor.
Traducción de José Antonio Bravo.
Tintas de Perico Pastor.
Barataria. Barcelona, 2010.

Con traducción de José Antonio Bravo y tintas de Perico Pastor, Barataria publica por primera vez en español los Dubbii amorosi de Pietro Aretino. Son los Casos de amor que aparecen en la colección Uno más uno, que reúne textos con imágenes.

Sus octavas y cuartetos acoplados tienen una estructura binaria en la que se plantean a Ser Agnello –una autoridad en la materia- diversas dudas sobre asuntos eróticos de burdeles o conventos para que proponga una respuesta. Muy probablemente se trata de una parodia de las estructuras retóricas de la escolástica universitaria y los studia medievales.

Una parodia de estilo, de tono y de tema, porque estos textos descarados y audaces son el reverso de Savonarola. Sus tecnicismos jurídicos, su jerga frailuna y su latín macarrónico se dedican a explorar el territorio pecaminoso del onanismo, la sodomía o la lujuria en todas sus variantes y a manifestar el anticlericalismo de aquella época vitalista.

Forman parte de una línea literaria heterodoxa y secreta que frecuentó el Renacimiento y que dio lugar a numerosos textos que circularon en copias manuscritas o en ediciones ilustradas y clandestinas.

Azote de príncipes y pornógrafo famoso, Pietro Aretino (1492-1556) fue uno de sus más caracterizados representantes, hasta el punto de que su fama hizo que se le atribuyesen textos que no escribió. Tras publicar sus Sonetos lujuriosos en 1525, sufrió un atentado con arma blanca tras el que se refugió en la más tolerante Venecia, donde pudo haber compuesto estos Casos, de dudosa atribución.

En todo caso, si no los escribió Aretino, fue alguien de su escuela, su tono y su talante quien compuso cuartetos como estos:

Dubbio V

Destossi l'abadessa con gran furia

sognando di mangiar latte e giuncate,
trovossi in bocca il cazzo dell'abbate.
Fu peccato di gola o di lussuria?

Risoluzione V


Non fu gola o lussuria, è risoluto,

perché questo caso accidentario;
ben se l'avesse avuto in tafanario
o in potta dubitar s'avria potuto.

Por uno de esos raros caprichos del calendario, Aretino murió cuando la Iglesia celebraba en Trento un concilio que le iba a apretar las tuercas inquisitoriales de la ortodoxia al Renacimiento, a la literatura y a la vida.

Santos Domínguez