W. S. Merwin.
Migración.
(Antología poética).
Selección y traducción de
Abraham Gragera, Juan de Dios León
y Ruth Miguel Franco.
Pre-Textos. Valencia, 2009.
Como otros poetas norteamericanos contemporáneos, William Stanley Merwin (Nueva York, 1927) militó en el pacifismo y el budismo y practicó la ecología en los bosques de Hawai.
En Migración, que apareció en 2005 y edita en español Pre-Textos, recopiló una parte significativa de los libros publicados a lo largo de medio siglo, entre Una máscara para Jano (1952) y El alumno (2001), a los que añadió algunos poemas nuevos.
En una antología tan completa como esta se puede comprobar la fuerza de su voz personal, la individualidad lírica de una obra que le convierte en uno de los autores norteamericanos más influyentes del siglo XX, la potencia visionaria de su tono poético, directo y eficaz en el contacto con el lector: Tu ausencia ha llegado a atravesarme /como el hilo a una aguja.
Ambiciosa en su configuración expresiva y convertida en forma de conocimiento, la mirada de Merwin aspira a llegar más lejos, más alto o más hondo que la mirada ordinaria, como en Lo que no está escrito, en donde la poesía aspira a descifrar los nombres/ de las cosas.
Una mirada atravesada por el tiempo, en el espléndido Para el aniversario de mi muerte (Cada año sin darme yo cuenta transcurre ese día / en que la última llama ondeará despidiéndose / y partirá el silencio) y por la reivindicación de la memoria en Aprendizaje de una lengua muerta (Recordar / no es repetir, sino escuchar lo que nunca / estuvo callado.)
Una palabra que denuncia la tala de bosques en el intenso El último, en el que una sombra creciente se rebela contra la destrucción. Es la misma sombra que reaparece en Orientales moribundos (Cuando los bosques se arrasan su oscuridad permanece) desde el fondo misterioso y oscuro de la vida o la naturaleza. Son los mismos bosques de sándalo que alguien talaba mientras escribía Keats en Acorde, otro de los más memorables poemas del libro.
O habita la incertidumbre de la escritura en Berryman, uno de los poemas que mejor dibujan la poética de Merwin:
nunca se puede estar seguro
uno muere sin saber
si algo de lo que escribió era bueno
si te hace falta saberlo no escribas