12/7/07

Rimbaud. Una biografía



Enid Starkie.

Arthur Rimbaud. Una biografía.
Traducción de José Luis López Muñoz.
Siruela. Madrid, 2007.

Dejó de escribir a la edad en la que muchos empiezan. Con veinte años renunció a la literatura, pero antes dejó una obra poética que es una de las bases de la poesía contemporánea.

El carácter fundacional de su obra y la compleja personalidad de Arthur Rimbaud son las claves del excelente estudio de Enid Starkie, que va mucho más allá de los límites de una mera biografía para explorar las claves literarias y estéticas de su poesía.

La perspicacia crítica de Starkie, que culminó en 1961 esta monumental biografía que ahora reedita Siruela, fija los perfiles de una personalidad tan contradictoria y resistente a los asedios como la de Rimbaud y apoyándose en una interpretación profunda de su obra indaga en las razones que le llevaron al silencio.

Y es que la vida y la obra de Rimbaud están instaladas en una zona de sombra, en una opacidad misteriosa y llena de contradicciones. Consciente de esas limitaciones, Starkie acomete en este libro un análisis global que atiende más a la obra que a la vida, más a la interpretación literaria que al dato externo.

Rimbaud aspiró a la condición angélica y exploró lo demoniaco cuando pasó una temporada en el infierno. Tras renunciar a la poesía, vagabundeó por las calles y los tugurios de Europa, llegó a Alejandría, El Cairo y Java, y acabó traficando con esclavos y armas en Somalia y Etiopía.

Siempre entre el arrebato ascético y el exceso alcohólico, entre la actitud de un gamberro indeseable y la inspiración del genio, el reto de un estudio como este era la búsqueda de un hilo conductor que permita entender con coherencia una personalidad contradictoria. Un hilo vital casi invisible que permita entender por qué oscuro motivo Rimbaud deja de escribir en el momento de su mayor capacidad creadora, cuando se arrepiente de haberse convertido con la poesía en un Lucifer orgulloso y rebelde y convencido de que lo que él había creído iluminaciones eran meras alucinaciones, persuadido ya de que lo que había creído paraíso era el infierno.

Canalla o mártir, inestable siempre, aquel gamberro iluminado, aquel genio perverso y adolescente tal vez renunció a la poesía cuando dejó de ser para él la imagen de la verdad absoluta. Entonces posiblemente pensó que ya no tenía nada que decir. Y esa es la clave de su última obra, Una temporada en el infierno, una obra atravesada por la angustia de quien reniega a partir de entonces a su medio de expresión y a la poesía visionaria.

Starkie organiza su biografía y su análisis de la obra de Rimbaud en tres partes: de los años de formación, marcados por el ejemplo vital y literario de Baudelaire, y que culminan en Le Bateau ivre, a la plenitud literaria de las Iluminaciones y Una estación en el infierno, marcada por la influencia de Verlaine. Y de ahí al tráfico de armas y esclavos.

La segunda parte es, naturalmente, la fundamental, porque explica las claves creativas de la plenitud literaria, el método de trabajo y los motivos del silencio de un Rimbaud insolente y provinciano que llega a París desde Charleville, invitado por Verlaine. Con él practicó el exceso del libertinaje, de la absenta y el hachís, y mostró la parte más brillante de su poesía y su incapacidad para las relaciones sociales y su tendencia provocativa y egotista.

Aquellas relaciones, que los condujeron a una estancia en Londres evocada por Cernuda en un memorable poema, desembocaron en una situación de ruptura a mano armada en Bruselas. Con todo, las mejores páginas de Starkie son las que se centran en el análisis del Soneto de las vocales, las Iluminaciones o Una estación en el infierno, antes de destacar la importancia y la actualidad de Rimbaud:
En el momento actual pocos poetas, incluido el mismo Baudelaire, son objeto de más interés y apasionados estudios. No existe movimiento, sea cual fuere el país de que se trate, que no afirme deberle sus orígenes, aunque sin duda el mismo Rimbaud no hubiera aprobado la mayor parte de sus ideas. Los jóvenes escritores de todo el mundo descubren hoy en Rimbaud al portavoz de su exasperación con el pasado y con la tradición; de su desacuerdo con las normas aceptadas y con lo que la llamada civilización ha hecho del mundo en el que vivimos; y sienten el mismo deseo de destruirlo todo.

Santos Domínguez