Paul Torday.
La pesca de salmón en Yemen.
Traducción de Luis Murillo Fort.
Salamandra. Barcelona, 2007.
La pesca de salmón en Yemen.
Traducción de Luis Murillo Fort.
Salamandra. Barcelona, 2007.
Es probable que cuando alguien dijo “mi próximo barco lo voy a construir de hierro, no de madera” sonara a cosa de locos.
¿Por qué tiene que resultar imposible entonces la introducción de la pesca del salmón en el Yemen?
La vida del doctor Jones, que hasta entonces había sido tan previsible como carente de emociones, cambia por completo gracias a la confluencia de un jeque tan rico como visionario, un asesor político manipulador y los problemas políticos derivados de la delicada posición de Gran Bretaña en Oriente Medio.
Forzado por las circunstancias, se verá obligado a evaluar y posteriormente desarrollar un proyecto descabellado: introducir una partida de salmones escoceses en el Yemen para fomentar la práctica de la pesca deportiva del salmón. El instigador, un riquísimo jeque convencido de que la pesca del salmón será un factor de entendimiento y sosiego entre los hombres.
Y el responsable de todo esto, Paul Torday, conocedor tanto del Oriente Medio como de los salmones. Podríamos decir que al conocimiento se le añade una buena dosis de afición y afecto. El resultado, La pesca de salmón en Yemen, una novela disparatada, crítica y muy divertida, con toques de ternura y tragedia, que publica en España Salamandra.
La técnica para desarrollarla es la misma que la de su personaje: una aplicación implacable de la lógica al absurdo. De la misma manera que el Dr. Jones se plantea investigar la posibilidad de introducir salmones en el Yemen, Paul Torday se plantea construir una narración coherente que trate sobre este tema.
El mecanismo narrativo elegido subraya el distanciamiento que exige el tratamiento cómico No hay narrador ni narración lineal de los acontecimientos, sino un pastiche, un mosaico de fragmentos de diarios personales, interrogatorios en una comisión de investigación o el diario de sesiones de la Cámara de los Comunes. Cartas de amor en papel y con tinta, artículos de periódicos, cartas al director, e-mails oficiales o personales y entrevistas, conforman un entramado narrativo que dosifica la subjetividad y mantiene el distanciamiento. La discontinuidad temporal y la ausencia de fecha en algunos de los textos contribuyen a la creación de un ambiente de intriga y suspense resuelto en un final que no defrauda las expectativas creadas.
La mezcla explosiva de la prudencia científica del Dr. Jones y la temeridad mediática de Peter Maxwell, cada uno empeñado en llevar su propia lógica a las últimas consecuencias, conduce a que una decisión frívola y con pocas perspectivas de éxito se transforme en un proyecto viable. Un proyecto en el que se entremezclan la guerra de Irak y Al Qaeda, el poder de la prensa y las asociaciones de pescadores, la fe de un creyente y la mejora de la imagen política para construir una novela entretenida y cáustica, divertida y crítica.
¿Por qué tiene que resultar imposible entonces la introducción de la pesca del salmón en el Yemen?
La vida del doctor Jones, que hasta entonces había sido tan previsible como carente de emociones, cambia por completo gracias a la confluencia de un jeque tan rico como visionario, un asesor político manipulador y los problemas políticos derivados de la delicada posición de Gran Bretaña en Oriente Medio.
Forzado por las circunstancias, se verá obligado a evaluar y posteriormente desarrollar un proyecto descabellado: introducir una partida de salmones escoceses en el Yemen para fomentar la práctica de la pesca deportiva del salmón. El instigador, un riquísimo jeque convencido de que la pesca del salmón será un factor de entendimiento y sosiego entre los hombres.
Y el responsable de todo esto, Paul Torday, conocedor tanto del Oriente Medio como de los salmones. Podríamos decir que al conocimiento se le añade una buena dosis de afición y afecto. El resultado, La pesca de salmón en Yemen, una novela disparatada, crítica y muy divertida, con toques de ternura y tragedia, que publica en España Salamandra.
La técnica para desarrollarla es la misma que la de su personaje: una aplicación implacable de la lógica al absurdo. De la misma manera que el Dr. Jones se plantea investigar la posibilidad de introducir salmones en el Yemen, Paul Torday se plantea construir una narración coherente que trate sobre este tema.
El mecanismo narrativo elegido subraya el distanciamiento que exige el tratamiento cómico No hay narrador ni narración lineal de los acontecimientos, sino un pastiche, un mosaico de fragmentos de diarios personales, interrogatorios en una comisión de investigación o el diario de sesiones de la Cámara de los Comunes. Cartas de amor en papel y con tinta, artículos de periódicos, cartas al director, e-mails oficiales o personales y entrevistas, conforman un entramado narrativo que dosifica la subjetividad y mantiene el distanciamiento. La discontinuidad temporal y la ausencia de fecha en algunos de los textos contribuyen a la creación de un ambiente de intriga y suspense resuelto en un final que no defrauda las expectativas creadas.
La mezcla explosiva de la prudencia científica del Dr. Jones y la temeridad mediática de Peter Maxwell, cada uno empeñado en llevar su propia lógica a las últimas consecuencias, conduce a que una decisión frívola y con pocas perspectivas de éxito se transforme en un proyecto viable. Un proyecto en el que se entremezclan la guerra de Irak y Al Qaeda, el poder de la prensa y las asociaciones de pescadores, la fe de un creyente y la mejora de la imagen política para construir una novela entretenida y cáustica, divertida y crítica.
Rosalía Ruiz