T. S. Eliot.
El libro de los gatos sensatos
de la Vieja Zarigüeya.
Traducción de Juan Bonilla.
Ilustraciones de Edward Gorey.
Nórdica. Madrid, 2017.
Ponerle nombre a un gato, no te asombres
es cosa complicada y no banal.
Seguro que piensas que estoy muy mal,
pero es que un gato ha de tener tres nombres.
Así comienza El nombre de los gatos, el primero de los quince poemas que T. S. Eliot publicó en 1939 en El libro de los gatos sensatos con el seudónimo “Old Possum” (la Vieja Zarigüella) y que sirvieron de base al libreto del musical Cats.
Nórdica publica El libro de los gatos sensatos de la Vieja Zarigüella en edición bilingüe con versión rimada de Juan Bonilla y con las abundantes ilustraciones de Edward Gorey para la edición norteamericana de Harcourt Brace Jovanovich en 1982.
Quince poemas infantiles que Eliot escribió para sus ahijados, en los años 30 y que entre el juego y el propósito didáctico se dedican a Jenny, la gata chiclosa, al último episodio del Tigre Fiero o al viejo durmiente Deuteronomio.
En estas páginas suena la canción de los gatos melifluos, pasea en silencio el gato misterioso y recuerda su época de gloria el gato teatral; luce sus polainas blancas el gato de etiqueta y hace su turno el gato del tren.
El caprichoso Rum Tum Tugger, Mungojerrie y Rumpelteazer, dos gatos vagabundos, o el gran gato Jaleo, que interviene en la pelea entre pequineses y pollicles, Mistoffles el mago, maestro del conjuro, piratas, ilusionistas, artistas o acróbatas maúllan o dormitan, corren y hacen trastadas en estos versos divertidos y juguetones que completan la imagen poética de T. S. Eliot.
Santos Domínguez