Sharon Olds.
La célula de oro.
Edición bilingüe.
Traducción y prólogo de Óscar Curieses.
Bartleby Editores. Madrid, 2017.
Con traducción de Óscar Curieses, Bartleby Editores publica en edición bilingüe La célula de oro, de Sharon Olds, un libro que publicó en 1987, después de Los vivos y los muertos y antes de El padre.
El carácter polisémico que tiene el título en inglés, como explica el traductor -“se podría traducir también como La celda de oro, ya que en inglés “cell” significa ambas cosas: “célula” y “celda”-, generaba en el original una ambigüedad que apunta a la idea de que “lo que nos puede encerrar (la celda) nos da la vida (la célula).”
El que seguramente es el poema fundamental del libro, “Vuelvo a mayo de 1937”, tiene como eje ese cruce del sufrimiento y el crecimiento personal. En ese texto Sharon Olds evoca el momento en el que sus padres se conocieron y, aunque en un primer momento le hubiera gustado advertirles de que no se casaran, porque iban a generar sufrimiento en sus hijos antes de divorciarse, en el último verso asume su destino como una forma de ser quien es:
“Adelante, hacedlo, que yo lo contaré.”
Y eso, contar sin contemplaciones, es lo que hacen los textos narrativos y turbadores de este libro organizado en cuatro apartados: la poesía urbana de la primera parte describe el intento de suicidio de un hombre un solsticio de verano en Nueva York o la violación y asesinato de una niña antes de enfocar con ironía el modo de vida americano: la segunda parte se centra en la infancia de la autora y en la opresiva situación familiar con un padre tiránico y alcohólico y una madre anoréxica.
Ese es el núcleo duro de este texto confesional, casi una descarnada terapia de psicoanálisis atravesada por el rencor al padre y por la compasión hacia la madre.
Tras él, la tercera parte evoca diversas escenas de la adolescencia y la madurez articuladas en torno a las primeras experiencias sexuales, a la muerte del novio en accidente de tráfico a los 19 años o a las relaciones matrimoniales.
La vida y la muerte, el sexo y la pérdida, lo bueno y lo malo de la vida, la belleza y la crueldad, su hijo y su hija, en los que se centra la cuarta parte, recorren estos poemas inquietantes y turbadores en los que conviven lo público y lo privado en el exorcismo de sus demonios familiares.
Santos Domínguez