José Antonio Ramírez Lozano.
El domador de zapatos.
Diputación de Badajoz. Badajoz, 2015.
A Patiño nada le hacía más ilusión que unos zapatos. Aún recuerda aquellos prestados de la primera comunión.
Esa primera vez que el protagonista calza unos zapatos, aunque fueran ajenos, el 20 de mayo del cuarenta y cinco, es el punto de partida de El domador de zapatos, una novela corta o un cuento largo con el que José Antonio Ramírez Lozano vuelve a acreditar su solvencia narrativa y ese gusto por contar que caracteriza toda su obra, incluso la poética.
Pero además de una evocación de la posguerra de alpargatas de esparto, El domador de zapatos contiene una mirada comprensiva hacia la condición humana, propensa a la insatisfacción y a la envidia. Envidia no sólo la menor del muchacho que vive de prestado como una horma humana mejor que la del maestro zapatero Tranquino al que lo encomienda su madre, sino la de Antonino, el niño rico y gordo, que envidia las alas que tiene Patiño en los pies para bailar.
Ese muchacho de andares patosos de palmípedo acabará arrastrando babuchas antes de que se produzca el milagro final que hay en todos los cuentos. También en este que tiene algo de Cenicienta vuelta del revés.
Santos Domínguez