3/5/08

Lope Burguillos


Lope de Vega.
Rimas humanas y divinas
del Licenciado Tomé de Burguillos.

Edición de Macarena Cuiñas Gómez.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2008.


Cuando se publicaron las Rimas humanas y divinas del Licenciado Tomé de Burguillos, a finales de 1634, Lope de Vega tenía a sus espaldas setenta y tres años de una bien aprovechada existencia de escritor y amante.

Fabulador de su ajetreada biografía, inventor de máscaras previas, poeta de sorprendente modernidad, Lope se convierte en poeta casi contemporáneo a través de Burguillos, una genialidad nacida en sábado. Con Tomé de Burguillos, Lope de Vega inventa el primer heterónimo de la literatura española y se anticipa en casi tres siglos a los creados por Machado y Pessoa.

Este Burguillos es Lope y no es Lope, es el poeta irónico y distanciado ante los poderosos a los que halagó y que le defraudaron, irónico ante el amor e indiferente al tiempo, estoico y humorístico, cristiano y pagano, despectivo y dolido, escindido entre la realidad y el deseo, contradictorio como todo lo barroco.

A través de Burguillos, Lope establece un diálogo conflictivo con la tradición poética: por un lado reivindica la herencia petrarquista; por otro, realiza una parodia que ridiculiza o mira con ironía esa poética idealista en la que había sustentado gran parte de su obra. Y así puede describir un monte sin qué ni para qué y terminar diciendo:

Y en este monte y líquida laguna,
para decir verdad como hombre honrado,
jamás me sucedió cosa ninguna.

Cátedra Letras Hispánicas acaba de incorporar a su catálogo estas Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos, con edición de Macarena Cuiñas Gómez, que ha escrito un excelente prólogo para situar esta obra en el ciclo de senectute que estudió Juan Manuel Rozas y para desentrañar su sentido, su forma, su estructura.

La homogeneidad de su tono paródico; la unidad temática en torno a las relaciones entre Burguillos y Juana, la lavandera del Manzanares; la armonía estilística entroncada con la elegante naturalidad renacentista son objeto de un análisis tan esclarecedor como las notas – ni pocas ni muchas: las imprescindibles- que aclaran el sentido de cada uno de los textos de un Lope desengañado, más barroco que nunca y a la vez más moderno que ninguno de sus contemporáneos.

Un Lope de asombrosa juventud en su desolada vejez, que ponía en la pluma del Conde Claros – otra máscara- este terceto en elogio de Burguillos:

Viva vuestra merced, señor Burguillos,
que más quiere aceitunas que laureles,

y siempre se corona de tomillos.



Santos Domínguez