5/2/07

Estado y cultura



Jordi Gracia
Estado y cultura.
El despertar de una conciencia crítica bajo el franquismo.

Anagrama. Barcelona, 2006.


El despertar de una conciencia crítica bajo el franquismo entre 1940 y 1962 es el esclarecedor subtítulo de Estado y cultura, la segunda edición revisada de un libro que tiene como punto de partida la tesis doctoral de Jordi Gracia que editó la Universidad de Toulouse en 1996.

Fruto de una revisión actualizada con las nuevas aportaciones bibliográficas y de nuevas lecturas de su autor, Estado y cultura es un estudio complementario de su premiado La resistencia silenciosa, un reciente ensayo que se ocupaba de la actividad cultural en la España de los años 30 y 40.

Lo publica, como el anterior, Anagrama, y es un recorrido por la cultura española del medio siglo y por los nombres jóvenes con los que empezó a entreverse la posibilidad de un cambio político y cultural.

"Las raíces del presente" titulaba Javier Cercas el artículo que reseñaba la primera edición de este libro. Y eso es exactamente lo que se defiende en este ensayo: el origen de la España actual y la ascendencia cultural que sobre ella ejercen un grupo de escritores, intelectuales y artistas que habían nacido en torno a 1925 y vieron la guerra con ojos infantiles.

Novelistas, poetas, ensayistas, pintores o músicos que se expresaron en sus creaciones individuales, pero también de forma colectiva en una serie de revistas como Laye, Índice, Primer Acto, Ínsula, Papeles de Son Armadans o la Revista Española, que fueron la vía de expresión de un espectro ideológico amplio entre la Falange radical y el PCE, con posiciones intermedias, reformistas y moderadas, de monárquicos y democristianos.

Hacia 1950, cuando eran evidentes los signos de agotamiento político de la autarquía, desde el interior del régimen se diseña una nueva política cultural. La evolución intelectual del falangismo hacia posiciones católicas, como en el caso de Ruiz Giménez o hacia el radicalismo que desemboca en el teatro social eran las respuestas al agotamiento político y la rentabilidad cultural que se obtenía de la crisis de un modelo de Estado y de un sistema cultural.

Serían esos los años cruciales en los que se desarrolló la literatura social y el neorrealismo cinematográfico. Años de directrices oficiales y de direcciones culturales que van de la política a la literatura, la arquitectura y la música, la filosofía y la pintura, la vida universitaria y la escultura o el teatro y el cine y que facilitaron la coexistencia de dos grupos generacionales, los vencedores del grupo del 36 y los jóvenes rebeldes del medio siglo, los hijos de los vencedores.

No sólo se trataba de una reacción en el interior, sino de una reacción desde el interior orgánico del régimen. Desde dentro, a través de revistas más o menos oficiales, pero desde luego no sólo permitidas sino sostenidas por las instituciones de aquel momento. La crítica que se hace desde esas publicaciones es la de la cultura dominante en un modelo de Estado que entraba en crisis con la derrota del Eje.

A partir de ahora será difícil referirse a la cultura de posguerra y los años del desarrollismo sin tener presentes estos dos ensayos de Jordi Gracia, que realiza un minucioso análisis de materiales para completar un conjunto panorámico en el que la descripción del dato se integra en una propuesta de interpretación de la actividad cultural, artística y periodística de aquellas décadas ominosas.


Santos Domínguez