Ignacio Mendiola.
Elogio de la mentira.
En torno a una sociología de la mendacidad.
Lengua de Trapo. Madrid, 2006.
Elogio de la mentira.
En torno a una sociología de la mendacidad.
Lengua de Trapo. Madrid, 2006.
En su colección Desórdenes, Lengua de Trapo publica Elogio de la mentira. En torno a una sociología de la mendacidad, de Ignacio Mendiola.
En el prólogo Gonzalo Abril ya anuncia que este ensayo es un recorrido por una "rica galería de saberes sociológicos, de lecturas literarias y fílmicas, de experiencias intelectuales de todas clases." El motivo de ese viaje es la necesidad de replantearse el sentido de la mentira en nuestra sociedad y una reivindicación tan brillante como discutible de nuestro derecho a la mentira.
El recorrido por la literatura, el ensayo y el cine suministra ejemplos constantes y contundentes de mentiras, simulaciones y medias verdades propias de un mundo ambivalente y poliédrico que es el que explora este ensayo.
Un ensayo que empieza cuando su autor sale sonriendo, como Gulliver, del insoportable país de los houyhnhnms, en el que aquellos équidos que tenían la facultad de pensar y de hablar desconocían la incertidumbre, la duda o la mentira.
Este Elogio de la mentira, un ensayo muy bien escrito y con una excelente base documental, encuentra apoyo en Yago y su declarada seña de identidad “yo no soy el que soy”, en el mentiroso que fue Ulises o en El traje nuevo del emperador.
Wilde escribió un primer elogio, cínico e ingenioso, de la mentira en La decadencia de la mentira. Y Kafka en El proceso le hacía decir a K: “La mentira se eleva a fundamento del orden mundial.”
Fuera de la literatura también abundan los ejemplos: en la definición de Eco de la semiótica como teoría de la mentira o en las mentiras de la ciencia, en sus métodos, sus causas y sus objetivos.
Un procedimiento indispensable, este de la mentira, para Monmonier, el cartógrafo que escribe un libro titulado Cómo mentir con mapas, en el que afirma que el mapa es un dispositivo que para ser útil precisa de la mentira.
El libro encuentra un importante material de apoyo en el cine: en la importancia de la simulación futurista e inteligente de Matrix, o en ejemplos más triviales como los de El show de Truman o Zelig.
Y un antecedente analítico en el ensayo de Simmel, el primero que proponía, en El secreto y la sociedad secreta, un acercamiento sociológico a la mentira.
Lo que era un vicio deplorable para Montaigne es para Ignacio Mendiola una necesidad de la convivencia, un requisito de la vida social, en la que el hombre, el animal social de Aristóteles, es el animal que miente. Y la mentira, una actividad creadora, como señalaba Steiner en la cita que abre este libro, o un juego de lenguaje como quería Wittgenstein.
El mentir, mucho más que el reír, es lo propio del hombre, escribía Koyré, en sus Reflexiones sobre la mentira. Desde luego, era lo propio del protagonista de El mentiroso de Henry James, un mendaz platónico, compulsivo y fútil.
Luis E. Aldave