24/2/07

El fin de la clase media


Massimo Gaggi y Edoardo Narduzzi.
El fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajo coste.
Lengua de Trapo, Madrid 2006.

La muerte de la clase media ha sido anunciada repetidamente los últimos dos siglos. Ya Karl Marx pensaba que el capitalismo industrial concentraría todas las riquezas en muy pocas manos lo que convertiría al grueso de la población en proletarios desposeídos de todo, excepto de su fuerza de trabajo, que deberían vender a un coste decreciente a los propietarios de las nuevas fábricas mecanizadas. Cien años después de su predicción, la llamada clase media dominaba la sociedad de los países más ricos y avanzados del mundo, frenando el avance del comunismo y creando sólidas y estables democracias.

Gaggi y Narduzzi, conscientes de no ser los primeros profetas del declive de la clase media, añaden un enfoque innovador reflejado en el subtítulo de su libro (“el nacimiento de la sociedad de bajo coste”), pues creen ver en la proliferación de las llamadas empresas de bajo coste (low cost), como Ryanair y sus económicos (y espartanos) vuelos, o Ikea y sus baratos muebles (que el cliente debe elegir, transportar y montar); el síntoma de la decadencia de la clase media para dejar paso a una sociedad mucho más polarizada.

Esta nueva sociedad la formarían por un lado una nueva aristocracia dueña de empresas y participaciones bursátiles unida a una élite de nuevos profesionales (tecnócratas del conocimiento) con altos ingresos; y por otro lado una sociedad masificada de rentas medias y bajas acompañada de grupos de trabajadores de baja cualificación camino de convertirse en proletarios y caer en la pobreza. Esa sociedad masificada de rentas medias y bajas sería el residuo de lo que fue la clase media, y sus esfuerzos para mantener su calidad de vida han hecho surgir los productos y servicios de bajo coste.

Para Gaggi y Narduzzi el fin de la clase media lo ha provocado la globalización, pues países con costes salariales muy bajos se han convertido en suministradores de servicios y productos muy baratos que han llevado a las empresas de muchos países europeos al cierre o a la crisis, y a sus trabajadores al paro o a tener que aceptar una disminución de sus rentas y un empeoramiento de sus condiciones laborales.

Además, el estancamiento económico europeo convierte en inviable al llamado “Estado del Bienestar”, obra maestra de la clase media y piedra angular que sustenta los sistemas democráticos de corte occidental.

Urge, según Gaggi y Narduzzi, sustituir el Estado del Bienestar por algo nuevo, pero no es fácil. Para enfrentarse a los efectos de la globalización los autores proponen como solución un acercamiento de los europeos al modelo de Estados Unidos que tienen un estado más pequeño con servicios como la sanidad y la educación prácticamente privatizados, y cuya economía ha resistido comparativamente bien la competencia de los llamados países emergentes.

Los autores son conscientes de que el modelo americano con sus más de cuarenta millones de habitantes prácticamente sin cobertura médica y con un sistema fiscal regresivo que ha permitido el nacimiento de miles de millonarios que controlan el sistema político con sus donaciones a los partidos, no es la mejor receta para salvar las democracias europeas. Pero, como otra posible opción es que la naufragada clase media se apunte a opciones políticas radicales (nacionalistas, xenófobas, proteccionistas) como ya hizo en las décadas iniciales del siglo XX con su apoyo a los fascismos, es necesario reformar el Estado del Bienestar para adaptarlo a esas nuevas sociedades de bajo coste y preservar la democracia.

Gaggi y Narduzzi creen que Europa debe salvar “las conquistas esenciales del último medio siglo” aunque debe tomar decisiones duras y dolorosas si quiere volver a ser un continente económicamente dinámico, si bien no desarrollan en su libro un programa político concreto, pero en sus esbozos se les adivina próximos al neoliberalismo.

Eso sí, en la última línea de su libro, Gaggi y Narduzzi exponen la solución en una frase postmoderna y campanuda: “El neohumanismo de la sociedad de bajo coste”. Eso es lo que necesita Europa. Pero no nos explican qué es y dejan a este lector perplejo y haciéndose preguntas: ¿Será eso mejor que el fascismo? ¿No será una solución de bajo coste? ¿Tendremos que importarlo de China?

Jesús Tapia