Rodrigo de Zayas.
Ibn ‘Arabi de Murcia.
Almuzara. Córdoba, 2007.
Ibn ‘Arabi de Murcia.
Almuzara. Córdoba, 2007.
Rodrigo de Zayas ha elaborado, en este volumen que publica Almuzara, un estudio riguroso sobre la figura de Ibn ‘Arabi de Murcia y sobre sus múltiples facetas de pensador, místico, humanista y poeta.
El subtítulo del libro -Maestro de amor, santo humanista y hereje- ya avisa de la compleja personalidad de Ibn Arabí de Murcia, autor de una vasta obra, ochocientos cuarenta y seis títulos, que sienta las bases del sufismo andalusí y ejerce una duradera influencia sobre Dante, San Juan de la Cruz o Giordano Bruno. Es por tanto una de las raíces de la sabiduría occidental, una síntesis de platonismo y orientalismo.
A exponer la rica complejidad de la obra de un musulmán andalusí, es decir, occidental y europeo, se dedica el esfuerzo expositivo de Rodrigo Zayas, que explica así el objeto de su estudio:
Antes que nada, conviene señalar que vamos a tratar, y de hecho estamos tratando ya de un pensador, místico, humanista y poeta musulmán, europeo y occidental; o sea, un andalusí nacido en Murcia y criado en Sevilla. Siendo así, no caben orientalismos a priori ni arbitrariedades sectarias sino —siempre dentro de lo humanamente posible— demostraciones reflexivas y argumentadas.
Zayas ha elaborado un ensayo que renuncia a lo apologético pero desmiente la exclusiva raíz cristiana de la civilización occidental, sometida desde la Edad Media a un nuevo rapto de Europa al que últimamente se han sumado las voces de la intransigencia del papado, de los gemelos polacos o de Aznar. En fin, de lo más turbio de la Europa actual.
Con muchos puntos de contacto y muchas expresiones de asombroso parecido, si no de evidente influjo, en torno al amor místico, es muy evidente la conexión entre la poesía de San Juan y la de Ibn Arabi, uno de aquellos árabes andaluces que como Averroes o Avicena contribuyeron a que Europa saliera de la oscuridad medieval en que la habían sumido los monasterios, la superstición y el cristianismo, siempre en guardia frente al progreso y la cultura.
El punto de partida del estudio es el diálogo, ocurrido en Córdoba en 1180, entre un adolescente Ibn Arabi y Averroes, cuarenta años mayor, traductor y comentarista de Aristóteles y Platón. Un diálogo suprapersonal entre misticismo y racionalismo, entre revelación y pensamiento especulativo.
Desde ese momento, desde ese verdadero diálogo del conocimiento que se produce en Córdoba, Rodrigo de Zayas se remonta a los orígenes biográficos y familiares del místico murciano, explora la influencia poética de Ibn Hazm de Córdoba, al que Ibn Arabi admiró mucho y la relación de la lírica arabigoandaluza con la filosofía neoplatónica y la poesía se convirtió en instrumento de expresión metafórica de la experiencia mística inefable.
El libro sigue detenidamente la evolución personal, ética e intelectual del murciano en un proceso que provoca el abandono de Sevilla para instalarse en Fez, donde tenía discípulos fieles y numerosos, y trasladarse desde allí a Oriente, a la Meca tras practicar el despojamiento, la renuncia y la pobreza en una trayectoria espiritual y práctica que parece presagiar la de Francisco de Asís.
Escritor prolífico, jurista, teólogo, místico, santo, humanista, filósofo, poeta y sobre todo un heterodoxo, Zayas se ha esforzado en destacar la complejidad de la figura de Ibn Arabi y su extensa obra, fundadora de un primer humanismo occidental.
Al cuerpo general de la obra su autor le ha añadido un interesante anexo en el que afronta la influencia de Platón y Aristóteles sobre Ibn Arabí, influencia que, dilucidada con una bien elegida selección de textos, demuestra el carácter humanista y occidental de Ibn Arabí y su forja del neoplatonismo que daría sus frutos maduros en el Renacimiento italiano.
Un muy aconsejable estudio, hecho con amplitud de miras, tolerancia y rigor científico.
El subtítulo del libro -Maestro de amor, santo humanista y hereje- ya avisa de la compleja personalidad de Ibn Arabí de Murcia, autor de una vasta obra, ochocientos cuarenta y seis títulos, que sienta las bases del sufismo andalusí y ejerce una duradera influencia sobre Dante, San Juan de la Cruz o Giordano Bruno. Es por tanto una de las raíces de la sabiduría occidental, una síntesis de platonismo y orientalismo.
A exponer la rica complejidad de la obra de un musulmán andalusí, es decir, occidental y europeo, se dedica el esfuerzo expositivo de Rodrigo Zayas, que explica así el objeto de su estudio:
Antes que nada, conviene señalar que vamos a tratar, y de hecho estamos tratando ya de un pensador, místico, humanista y poeta musulmán, europeo y occidental; o sea, un andalusí nacido en Murcia y criado en Sevilla. Siendo así, no caben orientalismos a priori ni arbitrariedades sectarias sino —siempre dentro de lo humanamente posible— demostraciones reflexivas y argumentadas.
Zayas ha elaborado un ensayo que renuncia a lo apologético pero desmiente la exclusiva raíz cristiana de la civilización occidental, sometida desde la Edad Media a un nuevo rapto de Europa al que últimamente se han sumado las voces de la intransigencia del papado, de los gemelos polacos o de Aznar. En fin, de lo más turbio de la Europa actual.
Con muchos puntos de contacto y muchas expresiones de asombroso parecido, si no de evidente influjo, en torno al amor místico, es muy evidente la conexión entre la poesía de San Juan y la de Ibn Arabi, uno de aquellos árabes andaluces que como Averroes o Avicena contribuyeron a que Europa saliera de la oscuridad medieval en que la habían sumido los monasterios, la superstición y el cristianismo, siempre en guardia frente al progreso y la cultura.
El punto de partida del estudio es el diálogo, ocurrido en Córdoba en 1180, entre un adolescente Ibn Arabi y Averroes, cuarenta años mayor, traductor y comentarista de Aristóteles y Platón. Un diálogo suprapersonal entre misticismo y racionalismo, entre revelación y pensamiento especulativo.
Desde ese momento, desde ese verdadero diálogo del conocimiento que se produce en Córdoba, Rodrigo de Zayas se remonta a los orígenes biográficos y familiares del místico murciano, explora la influencia poética de Ibn Hazm de Córdoba, al que Ibn Arabi admiró mucho y la relación de la lírica arabigoandaluza con la filosofía neoplatónica y la poesía se convirtió en instrumento de expresión metafórica de la experiencia mística inefable.
El libro sigue detenidamente la evolución personal, ética e intelectual del murciano en un proceso que provoca el abandono de Sevilla para instalarse en Fez, donde tenía discípulos fieles y numerosos, y trasladarse desde allí a Oriente, a la Meca tras practicar el despojamiento, la renuncia y la pobreza en una trayectoria espiritual y práctica que parece presagiar la de Francisco de Asís.
Escritor prolífico, jurista, teólogo, místico, santo, humanista, filósofo, poeta y sobre todo un heterodoxo, Zayas se ha esforzado en destacar la complejidad de la figura de Ibn Arabi y su extensa obra, fundadora de un primer humanismo occidental.
Al cuerpo general de la obra su autor le ha añadido un interesante anexo en el que afronta la influencia de Platón y Aristóteles sobre Ibn Arabí, influencia que, dilucidada con una bien elegida selección de textos, demuestra el carácter humanista y occidental de Ibn Arabí y su forja del neoplatonismo que daría sus frutos maduros en el Renacimiento italiano.
Un muy aconsejable estudio, hecho con amplitud de miras, tolerancia y rigor científico.
Luis E. Aldave