Henry James.
Cuatro encuentros.
Traducción de Beatriz Sánchez Santos.
Postfacio de J. M. Lacruz Bassols.
Funambulista. Madrid, 2007.
Cuatro encuentros.
Traducción de Beatriz Sánchez Santos.
Postfacio de J. M. Lacruz Bassols.
Funambulista. Madrid, 2007.
No la vi más que cuatro veces, pero las recuerdo con absoluta claridad; me causó una gran impresión. Me pareció muy guapa y muy interesante: un ejemplar conmovedor de una especie con la que había tenido otros, y quizá no tan encantadores, encuentros. Siento mucho saber que ha muerto, y no obstante, si lo pienso bien, ¿por qué lo habría de sentir? ¡La última vez que la vi, ella no estaba ni mucho menos...! Pero será mejor presentar nuestros encuentros por su debido orden.
A partir de ese comienzo intrigante, los cuatro capítulos que siguen rememoran los cuatro encuentros del título de este nuevo texto de Henry James que edita Funambulista.
Modelo de brevedad, arquetipo de concisión narrativa para el propio James, según anotaba en sus Cuadernos el 29 de enero de 1884. Un cuento de hadas que acaba en pesadilla, como explica Max Lacruz en su postfacio sobre estos Cuatro encuentros que desde el título homenajean los Tres encuentros de Turguéniev, uno de los escritores más leídos y admirados por el maestro de la ironía, la inteligencia narrativa y la sutileza psicológica que fue Henry James.
Publicada en 1877, en las páginas de esta novela corta está la génesis del Retrato de una dama. Henry James es aquí, además, un maestro de la melancolía contenida, del espejismo imaginativo y del cálculo infinitesimal en la narrativa.
Funambulista recupera con esta traducción un texto refinado y magistral, a la altura de los mejores relatos de James. Una muestra de contención expresiva en esta metáfora sutil de las ilusiones y los destinos humanos.
A partir de ese comienzo intrigante, los cuatro capítulos que siguen rememoran los cuatro encuentros del título de este nuevo texto de Henry James que edita Funambulista.
Modelo de brevedad, arquetipo de concisión narrativa para el propio James, según anotaba en sus Cuadernos el 29 de enero de 1884. Un cuento de hadas que acaba en pesadilla, como explica Max Lacruz en su postfacio sobre estos Cuatro encuentros que desde el título homenajean los Tres encuentros de Turguéniev, uno de los escritores más leídos y admirados por el maestro de la ironía, la inteligencia narrativa y la sutileza psicológica que fue Henry James.
Publicada en 1877, en las páginas de esta novela corta está la génesis del Retrato de una dama. Henry James es aquí, además, un maestro de la melancolía contenida, del espejismo imaginativo y del cálculo infinitesimal en la narrativa.
Funambulista recupera con esta traducción un texto refinado y magistral, a la altura de los mejores relatos de James. Una muestra de contención expresiva en esta metáfora sutil de las ilusiones y los destinos humanos.
Santos Domínguez