James Joyce.
Cartas (1900-1920).
Edición y traducción de Diego Garrido.
Páginas de Espuma. Madrid, 2023.
Querida Nora: Después de haberme tenido cinco días sin noticias, garabateas tu firma junto a otras en una postal. ¡Ni una sola palabra de los lugares de Dublín donde te conocí y que están tan llenos de recuerdos de nosotros dos! Desde que te fuiste me he encontrado en un estado de ira tonto y agotador. Considero todo el asunto erróneo e injusto.
No puedo dormir ni pensar. Todavía tengo el dolor en el costado. Anoche tenía miedo de tumbarme. Pensé que moriría durante el sueño. Desperté a Georgie tres veces por el miedo de estar solo.
Es algo monstruoso sentir que pareces capaz de olvidarme en menos de una semana y olvidar también los hermosos días de nuestro amor. Abandono triste esta noche pues tengo miedo de quedarme aquí: tengo miedo de mi mismo.
Llegaré a Dublín el lunes. Si tú has olvidado, yo no. Saldré solo a buscar y caminar con esa bella sombra que todavía recuerdo.
Puedes escribirme o telegrafiarme en Dublín a la dirección de mi hermana.
¿Qué son Dublín y Galway comparados con nuestros recuerdos?
JIM
Esa carta de James Joyce, una tarjeta postal dirigida a Nora Barnacle desde Trieste el 12 de julio de 1912, es una de las que recoge el epistolario del autor del Ulises entre los años 1900 y 1920. Es el primero de los dos volúmenes que reúnen en Páginas de Espuma todas sus cartas conocidas, junto con algunas de escritores como Stefan Zweig o Yeats, con edición y traducción de Diego Garrido, que ya se encargó de la magnífica edición de los Cuentos y prosas breves de Joyce en esta misma editorial.
Organizadas cronológicamente en torno a tres ejes -Dublín y París (1882-1904), Pola, Roma y Trieste (1904-1915), Zúrich y Trieste (1915-1920)-, entre los centenares de cartas y tarjetas postales que se transcriben las más abundantes son las dirigidas a su mujer, Nora Barnacle, a su hermano Stanislaus Joyce y a su editor Grant Richards. Pero tienen también mucho interés las que envió a Ezra Pound, a Yeats o a Oliver St. John Gogarty, que inspiró la figura de Buck Mulligan en el Ulises.
En muchas de estas cartas hay referencias a los cuentos de Dublineses (‘Los muertos’, ‘Las hermanas’ o ‘La casa de huéspedes’), al Retrato del artista adolescente o al Ulises, a Exiliados, su obra de teatro, a Música de cámara, su primer libro de poesía, o a The Egoist, la revista literaria en la que colaboró con frecuencia, como T. S. Eliot.
Cada una de las tres secciones del libro se remata con un espléndido conjunto de fotografías que conforman un espectacular álbum joyceano que, como su biografía y sus cartas, transcurre entre Dublin y París, entre Roma, Zúrich y Trieste.
A este primer tomo le seguirá un segundo volumen en el que se reunirá el resto de las cartas de Joyce, hasta la última postal que escribió a su hermano el 4 de enero de 1941 pocos días antes de la peritonitis que provocó su muerte. Precisamente, otra tarjeta postal enviada a su amigo Paul Ruggiero desde Venecia el 4 de julio de 1920, cierra este conjunto epistolar, editado espléndidamente, aunque se haya deslizado algún error de traducción como este, de la página 894: “Muchas gracias por su carta. Como va a disfrutar al fin de sus vacaciones, no le infringiré [sic, en vez de infligiré] una larga respuesta.”
Un conjunto que constituye “la edición más completa de las cartas del autor”, como señala Diego Garrido, responsable de la edición y la traducción, que añade que “el orden es cronológico y las notas, a pie de página, son breves e informativas: en la mayoría de los casos se limitan, para no entorpecer demasiado la lectura, a identificar a las personas y obras nombradas por Joyce o su corresponsal.”
Santos Domínguez