5/6/20

Los deslumbramientos. Recapitulaciones




Ángel Guinda.
Los  deslumbramientos 
seguido de Recapitulaciones.
Olifante. Zaragoza, 2020. 

  ¡Aunque sea sobre agua escribe fuego!

Ese es el último verso del poema que abre Los deslumbramientos, el primero de los dos libros de Ángel Guinda que Olifante reúne en un volumen junto con Recapitulaciones en una espléndida edición conmemorativa del XLI aniversario de la creación de Olifante  Ediciones de poesía.

Un conjunto de casi medio centenar de poemas breves escritos entre 2014 y 2020, recorridos por la serenidad meditativa, la depuración minimalista y un tono que combina lo elegíaco y lo alucinatorio en un intenso libro de interiores nocturnos en donde brilla a veces una luz sagrada.

Alejados de todo patetismo, Los deslumbramientos y Recapitulaciones completan un inventario de pérdidas, un recuento de ausencias atravesado por el tiempo y la memoria, por la mirada a un pasado contemplado no solo como pérdida, sino también como ganancia.

Como ganancia, por ejemplo, de la serenidad estoica ante la muerte presentida en unos poemas de interiores construidos desde una mirada hacia dentro, desde la calma de su impulso rememorativo, desde una voluntad depuradora de la conciencia ética antes del adiós:

Perdido el horizonte,
perdidas ya las pérdidas, 
cuanto aún le quedaba eran ganancias.

Los temas tradicionales de la poesía -el amor y el dolor, la memoria y la muerte, los sueños perdidos- se conjugan aquí con la aceptación del silencio definitivo y de un mañana que ha pasado antes de llegar.  

“La memoria es una llave maestra”, “un cementerio vivo llama en mi cabeza”, ”¿Oyes la voz del cementerio?” son algunos de los versos con los que Ángel Guinda elabora una despedida de sí mismo desde las premoniciones y la oscuridad, desde el desengaño de quien “nada espera de nada ni de nadie”, de quien asume la fugacidad  (“por las grietas del humo se me escapa la vida”) con serenidad, porque sabe que

La serenidad es un estado del ánimo, 
conciencia de viajar a uno mismo despacio. 
Y haber llegado ya es alcanzarse.

Dos libros compuestos desde una mirada casi póstuma en su distanciamiento y con una palabra que ordena la realidad personal con la actitud de aceptación que refleja el verso final del libro, casi un epitafio:

 ¡Fui amanecer. Soy ocaso!

Santos Domínguez