Felipe Alcaraz.
Como si fuera un fantasma.
Atrapasueños. Andalucía, 2020
Son tumbas de las cuales puede alzarse un Fantasma glorioso que ilumine nuestros tiempos convulsos
Esa cita de Inglaterra, 1829, un memorable poema de Percy Shelley, encabeza y es el núcleo de sentido de Como si fuera un fantasma, el último libro de poesía de Felipe Alcaraz que publica Atrapasueños.
Y esa misma cita se recupera, actualizada en las circunstancias del presente casi dos siglos después- al final del libro como cierre del último y largo poema -El fantasma cansado- que es la culminación, la cifra y el resumen del conjunto:
Y regresas a tu casa, vencido el día,
por la avenida de las estatuas rotas,
recordando al Shelley de 1829.
¿Cuándo se elevará
de entre las tumbas
el glorioso Fantasma
que nos salve de estos
tiempos convulsos
y sea posible el amor?
Ese fantasma libertador que Shelley invocaba en Inglaterra, 1829 es el que recorrió Europa en 1848 en el encabezamiento del Manifiesto comunista de Marx y Engels y el que se reivindica también en estos poemas críticos e irónicos que desarrollan lo que Felipe Alcaraz ha denominado “una lírica de lo común” para construir un conjunto de lenta elaboración y depurada escritura, un “libro de resistencia, no de decadencia”, una “experiencia de rebelión”, como señala Manuel Ruiz Amezcua en su prólogo, “La poesía y sus circunstancias”.
Sus poemas surgen de la conciencia histórica y la ideología, de la fuerza conjunta del amor y la política, de lo íntimo y lo civil para reivindicar no solo la presencia libertaria de ese fantasma, sino también la lentitud como “ternura del tiempo”.
Organizado en cinco partes sabiamente analizadas por Ana Moreno Soriano en el epílogo, Como si fuera un fantasma tiene en su parte central -A la viva muerte de un poeta- un espléndido poema: Panorama de Sevilla el día que murió Cernuda, en el que se leen estos tres versos:
Ya no eras de Sevilla
ni de ningún otro lugar,
ni nunca lo habías sido.
Y ese sentimiento de desarraigo lo comparten también el poeta y el fantasma -“Tú y yo somos extranjeros”- con Javier Egea al que se dedica también una emocionada evocación en Paseo por el amor y la muerte, que remata este verso:
Un águila lejana sobrevuela las derrotas.
Un águila lejana sobrevuela las derrotas.
Como si fuera un fantasma es, en palabras de Ana Moreno, “una obra poblada de fantasmas y silencio, de muertes imposibles, de banderas, de caminos y de espejos, de seres de carne y hueso con conciencia que no se rinden, que saben que no hay más historia que la que nos derrota y se sienten extranjeros en un mundo donde todo existe a extrañas escalas, pero saben que "hay un amor que nos espera a pesar de todo."
Poesía para tiempos convulsos, eso es la invocación al fantasma que hace la voz poética de Felipe Alcaraz, una voz fiel a la nueva sentimentalidad que tergiversó la poesía de la experiencia y de la que dejo aquí como muestra este intenso Deja que hable el fantasma:
Poesía para tiempos convulsos, eso es la invocación al fantasma que hace la voz poética de Felipe Alcaraz, una voz fiel a la nueva sentimentalidad que tergiversó la poesía de la experiencia y de la que dejo aquí como muestra este intenso Deja que hable el fantasma:
El silencio es nuestro punto fuerte.
Palpita entre nosotros el eco consabido
de batallas con espadas de madera,
perros compartidos
y ciruelos cuajados de frutos durísimos.
Mi hermano Javier y yo
nos sentamos frente al mar
y callamos.
Sabemos que no es posible el amor,
aunque una mujer nos espere entre las aguas.
Somos una conversación pendiente
y comprendemos que ahí está la clave
para una gestión soportable del pánico.
Lo sabemos
y por eso no resultaba tan duro el silencio,
no es tan absurda la espera.
Está siempre con nosotros
el fantasma de Shelley,
que Marx paseó por media Europa.
Quizá todo consista
en dejar que hable el fantasma.
Tarde o temprano madurarán las ciruelas.
Santos Domínguez