15/6/20

En las cumbres de la desesperación

   

Emil Cioran.
En las cumbres de la desesperación.
Traducción y prólogo de Christian Santacroce.
Hermida Editores. Madrid, 2020.


¿Por qué no podemos permanecer encerrados en nosotros mismos? ¿Por qué vamos tras la expresión y la forma, intentando vaciarnos de contenidos y sistematizar un proceso caótico y rebelde? ¿No sería más fecundo abandonarnos a nuestra interna fluidez, sin la idea de una objetivación, limitándonos a sorber con íntima voluptuosidad todos nuestros fervores y agitaciones interiores?

Así comienza 'Ser lírico', el primero de los breves epígrafes en los que se organiza En las cumbres de la desesperación, de Emil Cioran, que publica Hermida Editores con una nueva traducción directa e íntegra del rumano de Christian Santacroce, quien señala en su prólogo que “frente a la expurgada versión francesa publicada en 1990, de la cual deriva la traducción española conocida hasta el momento, la presente edición ofrece por primera vez a los electores de lengua hispana, en traducción directa del rumano, la versión íntegra de este texto originario que en sí mismo condensa todo lo que más tarde le seguirá.”

Cuando Cioran escribió este su primer libro en 1933, con veintidós años, estaba perfilando todo  su pensamiento posterior, contenido en germen en esta obra inicial que fue el resultado de su desazón existencial y de un insomnio desesperante que le impulsaba a transitar de madrugada las calles desiertas de Sibiu:

Para intensificar el proceso de interiorización y conversión hacia tu propio ser -escribe en el capítulo 'La pasión del absurdo'-, los paseos solitarios deben ser nocturnos para que sean fecundos, cuando nada de las seducciones habituales puede ya captar nuestro interés, cuando las revelaciones sobre el mundo van de la zona más profunda del espíritu, de allí donde éste se ha desprendido de la vida, de su herida. ¡Cuánta soledad es necesaria para tener espíritu! ¡Cuánta muerte en vida y cuántos fuegos íntimos!

En las cumbres de la desesperación fue la válvula de escape de su angustia y de sus obsesiones a través de una escritura apasionada y fragmentaria, densa y transparente que deja de lado definitivamente la metafísica especulativa y el pensamiento abstracto para convertirlos en expresión de una vivencia existencial.

Así lo expresaba en uno de los capítulos más breves e intensos del libro, 'No poder ya vivir':

El paroxismo de la interioridad y de la vivencia te lleva a esa región en la que el peligro es absoluto, pues la existencia que con tensa conciencia actualiza en la vivencia sus raíces no puede sino negarse a sí misma. La vida es demasiado limitada y fragmentaria para resistir las grandes tensiones. ¿No tuvieron todos los místicos, tras los grandes éxtasis, el sentimiento de no poder ya continuar viviendo? Y ¿qué pueden esperar aún de este mundo quienes sienten más allá de lo normal la vida, la soledad, la desesperación o la muerte?

Con su escritura venció las tentaciones suicidas y el tedio insufrible y puso en orden un torrente desordenado de pensamientos y emociones en un libro sombrío y abismático, intuitivo y lírico, atravesado por el miedo y el presentimiento de la locura, por el vacío existencial y el sinsentido de la vida, por la soledad y la conciencia de la muerte como rasgos característicos de la condición humana frente al animal. Lo resumió así en 'Dejar de ser hombre':

Sé lo que es ser hombre, tener ideales y vivir en la historia. ¿Qué puedo ya esperar de semejantes realidades? Es ciertamente algo tremendo ser hombre; padecer una de las más graves tragedias, un drama casi monumental, pues ser hombre es vivir en un orden de existencia totalmente inédito, más complejo y más dramático que el natural. 

Con esta traducción, que se publica cuando se cumple un cuarto de siglo de la muerte de Cioran, alcanza el centenar de títulos Hermida Editores, que ha ido elaborando estos últimos años un admirable catálogo en el que se combinan la calidad y la exigencia, la variedad y el esmero editorial.

Santos Domínguez