20/4/20

Stevenson. Relatos de terror y misterio


Robert Louis Stevenson.
Relatos de terror y misterio.
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. 
Markheim. Olalla.
Edición literaria de Victoria León.
Biblioteca de Literatura Universal.
Almuzara. Córdoba, 2020.

La espléndida Biblioteca de Literatura Universal que edita Almuzara publica un volumen con tres Relatos de terror y misterio de Stevenson: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Markheim y Olalla, tres fábulas morales en edición literaria de Victoria León, autora de esta nueva traducción al castellano y de un prólogo en el que señala que “las tres obras que hemos querido presentar conjuntamente en este volumen, ya leídas como relatos de terror o como fábulas morales, pues son ambas cosas, nos parecen lo bastante significativas de esa personalidad literaria de su autor, así como también de las cotas más altas de su imaginación y su talento. Pero hemos creído, además, que guardan entre sí un parentesco genérico y genético que enriquece la experiencia de lectura de cada una de ellas.”

Escritos con pocos meses de diferencia, guardan entre ellos una serie de conexiones que van más allá de la combinación del terror, el misterio y ese carácter de fábulas morales que se resalta en el subtítulo del volumen.

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886), con el que Stevenson funda un mito de la modernidad, es una fábula sobre la duplicidad del hombre y la coexistencia en él del bien y del mal, de civilización y barbarie, de razón e instinto, de humanidad y animalidad.

Producto de una pesadilla, el relato convierte el terror en alegoría, en una exploración de la condición humana escindida entre lo apolíneo y lo dionisíaco, entre lo consciente y lo inconsciente, además de ser una crítica de la hipócrita moral victoriana por la distancia entre los comportamientos públicos y los privados de un personaje que en su testimonio final se reconoce “prisionero de una profunda duplicidad vital” y consciente de “los territorios del bien y el mal que a la vez dividen y componen la naturaleza dual del ser humano (...) A pesar de esa profunda duplicidad mía, yo no era en ningún sentido un hipócrita; ambas partes de mí eran completamente sinceras; no era más yo mismo cuando apartaba los frenos y me zambullía en la vergüenza que cuando trabajaba a la luz del día en provecho del conocimiento o persiguiendo el alivio del sufrimiento y la miseria. Y resultó que la dirección de mis estudios científicos, enteramente volcados hacia lo místico y lo trascendental, acabó arrojando una poderosa luz sobre esa conciencia de guerra permanente entre mis dos mitades. Cada día que pasaba, y desde ambos lados de mi inteligencia, el moral y el intelectual, me iba acercando incesantemente a esa verdad por cuyo parcial descubrimiento he sido condenado a esta terrible ruina: que todo ser humano no es en realidad uno, sino dos.” 

Esa lucidez de Jekyll le permite resumir así el proceso de transformación en Hyde: 

En tanto que, al principio, la dificultad había estado en liberarme del cuerpo de Jekyll, en los últimos tiempos esta se había trasladado decididamente al otro extremo. Así que todo parecía apuntar a esto: estaba perdiendo mi yo mejor y original, y poco a poco me iba sumiendo en el segundo y peor.

Sobre esa dualidad problemática había escrito Stevenson el año anterior otro relato, Markheim, que abordaba la doble vida y el dilema moral de un personaje escindido también entre el bien y el mal:

¿Debe una parte de mí, la peor, seguir imponiéndose a la mejor que poseo? Bien y mal pugnan encarnizadamente en mi interior, tirando de mí en direcciones contrarias. No quiero lo uno ni lo otro, sino todo. Soy capaz de concebir grandes acciones, renuncias y martirios. Y, aunque haya incurrido en un crimen como el asesinato, la piedad no es ajena a mis pensamientos.

También de un sueño, como Jekyll y Hyde, surge Olalla, el tercer relato del volumen. Lo cuenta Stevenson en su Ensayo sobre los sueños, donde se refiere a Olalla como una parábola moral. Es un enigmático relato en primera persona, narrado por un soldado escocés herido en España y construido con elementos típicos de la literatura gótica y de vampiros.

Stevenson escribió cuando corregía las pruebas de Jekyll y Hyde esta parábola sobre el bien y el mal, la compasión y la culpa que acaba concluyendo que “el placer no es un fin, sino un mero accidente; que el dolor es la elección de los magnánimos y es preferible soportarlo todo y obrar bien.”

“Stevenson es una de las figuras más queribles y más heroicas de la literatura inglesa”, escribía Borges en su Introducción a la literatura inglesa. Unas líneas antes calificaba su narrativa como “una obra importante que no contiene una sola página descuidada y sí muchas espléndidas.”

Cualquiera de las contenidas en este volumen ratifican ese juicio de Borges, porque, como señala la traductora, ofrecen no sólo “algunas de las cotas más altas de la calidad del autor dentro del género fantástico, sino también un diálogo de variaciones sobre una serie de temas recurrentes que son por sí mismas la más elocuente de las semblanzas de su autor.”

Santos Domínguez