8/4/20

Antonio Gamoneda. La pobreza



Antonio Gamoneda.
La pobreza.
Galaxia Gutenberg. Madrid, 2020.

“Vuelvo a buscarme en el olvido”, escribe Antonio Gamoneda en el primer párrafo de La pobreza, el segundo tomo de sus memorias, que publica Galaxia Gutenberg, como el anterior Un armario lleno de sombra.

“Se me depara la evidencia de algo que, más que cualquiera otra circunstancia o razón, ha condicionado mi vida y mi escritura. Hablo de la pobreza”, decía Antonio Gamoneda, cuya obra se ha definido alguna vez como una poética de la pobreza, en el discurso de recepción del Premio Cervantes en abril de 2007. 

Organizado en dos partes, La escritura y La pobreza, a la primera pertenecen estos párrafos que reflejan en sus planteamientos interrogativos la voluntad de indagar en esos dos conceptos que vertebran esta segunda entrega de las memorias de Antonio Gamoneda, complementaria de Un armario lleno de sombra:

Voy a iniciar la escritura –la reescritura– del que será, si llega a ser, mi segundo libro de memorias. Retorno a la voluntad que he llevado conmigo más de siete años; vuelvo a buscarme en el olvido. Forzaré el recuerdo y habrá hechos que reaparecerán incompletos o confusos; trataré de reconocer estados de conciencia y algunos se habrán hecho irreconocibles. Relataré estos extrañados recuerdos avisando que son dudosos. 
[...]
Mi propósito está hecho, pero no acabado; no sé lo que voy a escribir ni cómo hacerlo. Habrá de decírmelo la propia escritura. ¿Qué escritura?
La realidad de una escritura se decide en la comprensión y el juicio de quien la lee. Mal o bien y quiera o no quiera, el escritor también se juzga. ¿Qué ocurre si los juicios que hace se niegan entre sí? Todas las lecturas son subjetivas y todas modifican la escritura. ¿Qué valor pueden tener los juicios que se hagan? Y, además, ¿soy yo un escritor?
[...]
Mi escritura. Hasta aquí no es más que una expectativa y una voluntad inmovilizada. Desconozco las causas de la escritura y padezco el desconocimiento. Estas causas son, han de ser, una realidad vivida que suscita una escritura... viviente. Ésta es mi necesidad y esto es lo que tengo que conocer para poseerlo, para interrogarlo.
Una escritura viviente. ¿Qué quiero decir? ¿Una escritura que va a restablecer un origen y el origen va a ser un hecho conocido, irresuelto quizá? ¿Una escritura real y viviente por sí misma?

Llena de interrogaciones e inseguridades sobre la memoria y la escritura, La pobreza es tanto una indagación en el pasado como en la búsqueda de lenguajes que reflejen la experiencia, la memoria y el conocimiento. Y una larga y sostenida reflexión, entre “perplejidades y renuncias”, sobre la escritura y el recuerdo, sobre las limitaciones del lenguaje y su capacidad de evocar o reconstruir el pasado, de responder a “mi necesidad de escribir precisamente lo que no sabía, lo que sigo sin saber escribir.”

Si Un armario de sombra, el primer volumen de sus memorias, transcurría entre octubre de 1934 y el 30 de mayo de 1945, un día antes de su mayoría de edad laboral y de su ingreso como recadero en un banco, La pobreza se inicia el 1 de junio de 1945 y estaba circunscrita en principio a un periodo que iría desde esa fecha hasta el 1 de agosto de 1960, aunque se rebasen esos límites en el antes y sobre todo en el después.

Los oficinistas del banco y los amigos, los remordimientos, duermevelas e inseguridades, las insuficiencias académicas y las clandestinidades, las depresiones y los viajes, las afinidades y los desencuentros, los empleos institucionales y las mañas de los poetas, los sueños y entresueños en los que conviven el sueño y la vigilia articulan la sucesión de cuadros yuxtapuestos  que adquieren su sentido total en el conjunto, que aborda no solamente la pobreza material, sino el vacío existencial, cultural y civil de aquellos años.

Pero hay en estas páginas mucho más que unas memorias: además de la constante reflexión sobre la escritura, un reflejo de la conciencia existencial, social y poética del Gamoneda joven y adulto, un diario del presente, un “inventario de desapariciones”, una enumeración de fichas fúnebres 

Desde el valor catártico de la escritura, el resultado de esa apertura del arca de los recuerdos en el desván de la memoria va más allá de la memoria personal para trazar un cuadro sombrío de la posguerra. Porque la pobreza que es el eje de estas memorias no es sólo una circunstancia individual, sino que tiene una dimensión más amplia, social y ambiental. 

“¿Qué era aquello, qué era?” es la frase que cierra estas memorias. Es también el verso que cerraba uno de los Últimos poemas incorporados a la última edición de Esta luz.

Santos Domínguez