14/6/13

Basho. Por sendas de montaña


Matsuo Basho.
Por sendas de montaña.
Edición de 
Fernando Rodríguez-Izquierdo.
Satori. Gijón, 2013.


Por sendas de montaña, de Basho, y Sueño de la libélula, de Soseki, dos autores fundamentales en la configuración y el desarrollo del haiku japonés, inauguran la bellísima colección Maestros del Haiku que ha empezado a publicar Satori, la editorial gijonesa especializada en la cultura del Japón. Esos dos volúmenes inaugurales –se anuncian otros títulos de Shiki o Akutagawa-, editados en un delicado y manejable formato en octavo menor, han sido preparados por Fernando Rodríguez-Izquierdo, que se ha ocupado de la selección, traducción, introducción  y notas de dos títulos que resumen el canon del haiku.


La intuición del instante, eternizado por encima del tiempo en unos versos intemporales, la mirada espiritual a la naturaleza, el paisaje como proyección de los estados de ánimo, la concentración expresiva, la sugerencia sutil, la leve melancolía hacen de estos haikus una de las manifestaciones más estilizadas de la poesía universal.


Poco importa ante estos textos saber que Basho vivió en el XVII, porque parece un contemporáneo en su ironía autocrítica o en la contemplación de la naturaleza, o que Soseki, más conocido como narrador, abandonara este tipo de literatura cuando se le diagnosticó una úlcera gástrica que acabaría deteriorando su organismo.

Más allá del artificio poético, lo importante, lo que queda para siempre de estos haikus es la hondura lírica de su expresión ligera, la soledad en la percepción aguda del mundo, que en ellos se sigue oyendo el ladrido de un perro en la noche lluviosa y el ruiseñor sigue cantando en un sauce dormido en una fiesta en la que se unen los sentimientos y las sensaciones para crear una poesía imperecedera.

Matsuo Bashō (1644-1694), fue víctima de sus vagabundeos y sus travesías de montañas escarpadas. Es el poeta japonés más traducido en español, por lo que el editor, Fernando Rodríguez-Izquierdo, ha obviado en la selección de estos setenta haikus los más conocidos por las traducciones de Octavio Paz o de Antonio Cabezas.

En esta antología, de todos modos, está su mundo vital y literario: la niebla del sueño y un jardín abandonado, la primera nieve sobre las hojas del narciso y el rocío sobre el trébol, la luna sobre las ramas con gotas de lluvia, la fragancia de un árbol desconocido en flor, los pájaros que vuelan hacia islas remotas sobre la bruma del otoño, la naturaleza agitada a veces por las tormentas o los tifones, el viento que se esconde entre los bambúes, el canto de cuclillo al amanecer o la luna brillando sobre los cerezos.

Y la mirada de Basho que establece una lógica poética sobre la naturaleza en el haiku del que toma título la selección:

Al olor del ciruelo,
sale de pronto el sol
por sendas de montaña.

O esta abarcadora sinestesia en la que el relámpago encadena la sombra y  el grito de una garza:

Brilla un relámpago
y entra en la sombra el grito
de la garza nocturna.

Santos Domínguez