28/10/11

Ricardo Defarges. Antología poética


Ricardo Defarges.
Este don a la muerte.
Antología poética, 1960-2011.

Renacimiento. Sevilla, 2011.

La vena clara de tu vida sola, escribe Ricardo Defarges (Barcelona, 1933) en uno de los poemas de Este don a la muerte. (Antología poética, 1960-2011), que publica Renacimiento en su colección Calle del Aire.

La soledad como tema y como actitud, la literatura y el paisaje, la música y el paso destructivo del tiempo son algunos de los temas que recorren la obra de Defarges, que reúne en este volumen una antología, final y definitiva, de más de medio siglo de escritura poética.

Organizada en tres partes que responden a las tres fases de su evolución literaria, Este don a la muerte recoge la evolución de una trayectoria que, desde la sencillez de la poesía de arte menor, desde su línea clara cercana a la canción, progresa en un segundo momento a una línea de mayor complejidad y a un incremento de alusiones culturalistas explícitas.

Ese proceso evolutivo se refuerza con el paso de una escritura autorreferencial, marcada por la primera persona y por el patetismo y abiertamente confesional, a otras formas de expresión, dominadas por la técnica de la transposición y del correlato objetivo mediante el que el yo del poeta se proyecta en lo externo:

Arrecian tiempo y lluvia. El corazón nada oye.

Defarges evoluciona así desde la leve suavidad de la asonancia a una mayor solidez conceptual del texto, a una mayor carga meditativa y al molde expresivo del poema en prosa.

En sus poemas, con frecuencia lluviosos y nocturnos o instalados en el desamparo del frío, la mirada al paisaje convive con las alusiones a la música o los homenajes literarios a escritores, a amigos y a personajes como Ivan Karamazov, Aliosha, Lear, Hamlet o Macbeth:

La vida es un bufón que se agita en escena,
la historia que un idiota nos cuenta, y su silencio.

La decrepitud física, la proximidad de la muerte -la vida, un resto amargo, más breve cada día-, la religiosidad y la memoria son las referencias de su poesía última, de los poemas de una tercera etapa en la que mezcla el lamento y la esperanza ( Y guardas solamente /residencia en la casa, /no en la tierra) y asume, tras la incomunicación, tras la soledad y el silencio, la llegada de la muerte:

Y la vida es ahora silencio, en espera de ser noche cerrada.

Santos Domínguez