26/10/11

Cutter


Yves Ravey.
Cutter.
Traducción de Santiago Martín Bermúdez .
Pasos perdidos. Barataria. Barcelona, 2011.

Una mirada que narra y no entiende ni enjuicia ni va más allá de su propia inocencia y de las conversaciones que escucha o mantiene es el eficaz punto de vista narrativo que emplea Yves Ravey (Besançon, 1953) en Cutter, una novela que apareció en 2009 y que ahora publica en español Barataria con traducción de Santiago Martín Bermúdez.
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Con una sintaxis rápida y cortante como la del cutter del título, Lucky, un adolescente huérfano que vive en un centro de menores y trabaja un día a la semana en el jardín del matrimonio Kaltenmuller, es el narrador-testigo, el observador inocente y neutral de un crimen burdamente maquillado de suicidio.

Gestos, acciones, movimientos, diálogos son las referencias de una narración conductista que nunca aborda el interior de los personajes. Es lo coherente en una novela que crece sobre el secreto y el encubrimiento, sobre unas vidas turbias que el narrador presenta con distancia porque no atisba el fondo del asunto y asiste perplejo a la explosión de violencia que cae sobre los demás y sobre él mismo.

Desarrollada con el ritmo vertiginoso que impone la frase corta, Cutter es una novela absorbente, una narración tan eficaz y tan implacable como la investigación y los interrogatorios del inspector Saul, que acaba desentrañando las claves del asesinato.

Más allá de la mera superficie de la investigación policial de un crimen, esta novela traza una metáfora de la violencia en las relaciones sociales, de una violencia que crece por momentos, invade el relato y contrasta con la perspectiva inocente del narrador.

Un relato enérgico e incisivo como el cutter que recorre la obra desde el episodio inicial de castración animal hasta la explosión de violencia final.

Santos Domínguez