Armonía de las esferas
Edición de J. Godwin
Trad. M. Tabuyo y A. López.
Imaginatio vera. Atalanta. Gerona, 2009.
Edición de J. Godwin
Trad. M. Tabuyo y A. López.
Imaginatio vera. Atalanta. Gerona, 2009.
El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música estremada,
por vuestra sabia mano gobernada.
A cuyo son divino
el alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida.
Y, como se conoce,
en suerte y pensamiento se mejora;
el oro desconoce,
que el vulgo vil adora,
la belleza caduca engañadora.
Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.
Ve cómo el gran Maestro,
a aquesta inmensa cítara aplicado,
con movimiento diestro
produce el son sagrado,
con que este eterno templo es sustentado.
Y, como está compuesta
de números concordes, luego envía
consonante respuesta;
y entre ambos a porfía
se mezcla una dulcísima armonía.
Con esas espléndidas liras comienza la Oda que Fray Luis de León dedicó a su amigo Salinas, músico ciego y compañero claustral de Salamanca.
Hay en ese texto una síntesis de tradiciones neoplatónicas y pitagóricas que relacionan la música y el movimiento de los astros, dos realidades que dialogan en intervalos musicales y expresan las correspondencias entre el microcosmos y el macrocosmos, la armonía de los planetas y la escala musical.
La armonía intuida por los pitagóricos y formulada por Platón en el Timeo tuvo una de sus mejores expresiones en el sueño de Escipión que recogió Cicerón y en la visión de las esferas musicales de Timarco que relató Plutarco, dos textos que no se recogen en este amplio volumen que constituye un recorrido a través de las distintas épocas, desde la época clásica hasta el siglo XX. La música de los planetas convoca a la inteligencia y a la intuición, reúne la revelación de las visiones con los procesos numéricos y evoca el poder cósmico de la música en la relación armónica entre los planetas y los tonos musicales, en los mitos órficos, su potencial benéfico en el arpa de David o su capacidad destructiva ante las murallas de Jericó.
Entre Platón y Rudolf Haase, pasando por Plinio el Viejo, Marsilio Ficino, Isaac Newton o Jean Philippe Rameau, un total de cuarenta y ocho autores en los que ha persistido y se ha matizado la alegoría que conectaba en una misma imagen números y sueños, armonía y esferas.
Completan la espléndida edición un conjunto de ilustraciones que traducen a imágenes el mundo del sonido, proponen visiones de la música y relacionan el tono acústico con la gama cromática.
Hay en ese texto una síntesis de tradiciones neoplatónicas y pitagóricas que relacionan la música y el movimiento de los astros, dos realidades que dialogan en intervalos musicales y expresan las correspondencias entre el microcosmos y el macrocosmos, la armonía de los planetas y la escala musical.
Sobre la música del universo y la esencia cósmica de la música tratan los abundantes textos que reúne Joscelyn Godwin, experto en tradiciones herméticas, en su Armonía de las esferas, que publica Atalanta, un libro espectacular en forma y fondo, en las ilustraciones que subrayan su contenido y en la calidad de los pasajes seleccionados en torno a esa imagen central.
La armonía intuida por los pitagóricos y formulada por Platón en el Timeo tuvo una de sus mejores expresiones en el sueño de Escipión que recogió Cicerón y en la visión de las esferas musicales de Timarco que relató Plutarco, dos textos que no se recogen en este amplio volumen que constituye un recorrido a través de las distintas épocas, desde la época clásica hasta el siglo XX. La música de los planetas convoca a la inteligencia y a la intuición, reúne la revelación de las visiones con los procesos numéricos y evoca el poder cósmico de la música en la relación armónica entre los planetas y los tonos musicales, en los mitos órficos, su potencial benéfico en el arpa de David o su capacidad destructiva ante las murallas de Jericó.
Entre Platón y Rudolf Haase, pasando por Plinio el Viejo, Marsilio Ficino, Isaac Newton o Jean Philippe Rameau, un total de cuarenta y ocho autores en los que ha persistido y se ha matizado la alegoría que conectaba en una misma imagen números y sueños, armonía y esferas.
Completan la espléndida edición un conjunto de ilustraciones que traducen a imágenes el mundo del sonido, proponen visiones de la música y relacionan el tono acústico con la gama cromática.
Santos Domínguez