4/4/09

Payaso de agosto

Günter Grass.
Payaso de agosto.
Edición Bilingüe. Traducción de Miguel Sáenz
(con la colaboración de Grita Loebsack)
Bartleby Poesía. Madrid, 2009.



Como durante la infancia el payaso
del Circo Sarrasani
el nombre del mes es parecido.

Hacer payasadas,
gesticular
como antes, a los catorce.

Enseguida me encuentro cómico,
sometido al juicio sumario
de los justos.

E incluso el gorro puntiagudo, hecho
con el periódico de ayer,
queda bien, porque vale siempre.

Tras las reacciones que provocó Pelando la cebolla, Günter Grass se hundió en una depresión que combatió con una terapia triple: la vida en el campo, la pintura y el dibujo.

El resultado es Payaso de agosto, un libro que acaba de publicar Bartleby con traducción de Miguel Sáenz y en un formato algo mayor del habitual en su colección de poesía.

Grass lo escribió entre el verano y el otoño de 2006, en el momento de mayor polémica sobre sus memorias, y es el autorretrato literario y plástico de un hombre atormentado que proyecta su desgarro expresivo en la vegetación y en las verduras, en los animales domésticos y en los pescados, en la mirada de un perro o en los árboles del bosque, en las lecturas y en la memoria melancólica.

Los dibujos y los versos manuscritos trazan el mapa de un laberinto interior en cuyos habitantes se refleja Grass. La poesía y el dibujo son los instrumentos de una comunicación con el exterior en busca de sí mismo, de una mirada que cuando se dirige al exterior expresa el interior, de una palabra reflexiva en la que el autor hace la purga de su corazón y de su culpa.

Por eso, como advierte el traductor Miguel Sáenz, en el autorretrato que da título al libro Grass parece, más que un payaso de agosto, un reo de la inquisición con capirote. Lo expresa en el poema que titula En la picota:


Sucedió después de que
una piel tras otra
la cebolla me resultara útil.


Mirad, ahí está despellejado,
gritan muchos ahora
que no quisieron tocar la cebolla
porque temían encontrar, no,
peor, no encontrar nada
que pudiera identificarlos.


Santos Domínguez