6/4/09

La Pícara ventera y venturera

Torres y González.
La Pícara ventera y venturera.
Minotauro Digital.
Madrid, 2008.

Segundo tomo del Libro de la Pícara llamada Justina. Espejo de decidores y Flor de la picardía es el amplio y descriptivo subtítulo, parodia de aquellos que eran tan frecuentes en el siglo de Oro, de esta continuación apócrifa de La pícara Justina, con la que López de Úbeda inició la picaresca femenina a principios del XVII.

Editada por Minotauro Digital, La pícara ventera y venturera es una divertida secuela de aquellas novelas que en gran medida impulsaron la narrativa moderna, un divertido y deliberado anacronismo, un curioso ejercicio de estilo hecho con pulso narrativo, con conocimiento y buen manejo de las claves estructurales, ideológicas y tonales de la novela picaresca.

Para justificar la aparición del apócrifo, los autores recurren al mecanismo clásico del manuscrito hallado. Por partida doble, además, porque dos son los manuscritos encontrado en Ciudad Rodrigo que recogen este Segundo Tomo de la pícara Justina: un anónimo español de 1615 (el mismo año del segundo tomo del Quijote) y un códice en francés fechado el 18 de enero de 1812 y escrito por un convaleciente soldado de las tropas napoleónicas que tomaron la plaza mirobrigense.

La España en decadencia del XVII, Flandes, las Indias son el decorado en el que transcurren sus abundantes enredos, sus trampas, sus bellaquerías, sus peregrinajes, sus brujerías en Brujas, sus celestineos, sus mudanzas a un ritmo trepidante. Con su marido Lozano, que parte en los primeros capítulos, o con Santolaja, Justina pasea su peripecia desde Mansilla a Nueva España, desde Amberes a Toledo, desde Bilbao a la raya de Portugal o Sevilla.

Como también era habitual en el género, el libro se cierra con la promesa de una continuación, una tercera parte sevillana, en la que Justina, casada ya con Guzmán de Alfarache, relata los dos últimos años de su vida.


Mayra Vela