1/4/09

Los cuentos más breves del mundo


Los cuentos más breves del mundo.
De Esopo a Kafka.

Edición de Eduardo Berti.
Páginas de Espuma. Madrid, 2008.

Se anuncia como la primera parte de una obra más amplia que antologa los cuentos más breves del mundo. Esta primera entrega, de Esopo a Kafka, se ciñe a los precursores del microrrelato contemporáneo con una muestra de más de doscientos textos seleccionados con tres criterios que explica Eduardo Berti, el responsable de esta antología que publica Páginas de Espuma.

Entre un texto de Esopo (El avaro y el oro) y una Fabulilla de Kafka, la brevedad de los cuentos (entre 300 y 350 palabras), que caben en una página, la limitación temporal, pues no van más allá de los primeros años del siglo XX, y su composición en lenguas extranjeras – lo que llena el hueco provocado por las numerosas antologías de relatos hiperbreves en español- son los tres criterios explícitos por los que se rige esta edición.

El lector añadirá sin duda otro rasgo común a estas minificciones: la calidad, el interés, la variedad y la intensidad de los textos, que son el antecedente próximo o remoto de un género con reglas propias como el microrrelato, el más moderno y a la vez el más antiguo de las modalidades literarias, el más ligado a las tradiciones narrativas orales y el mejor exponente de la posmodernidad y la disolución de fronteras entre los géneros clásicos.

A medio camino entre lo narrativo y lo lírico, el microrrelato se arraiga en distintas tradiciones orientales y occidentales que exploraron con talento y tacto Borges y Bioy en aquel volumen de Cuentos breves y extraordinarios que publicó Losada a principios de los cincuenta.

Son cuentos brevísimos que caben en la palma de la mano, lecciones de astucia narrativa o de astucia humana, cuentos chinos o cuentos sufíes, relatos en los que se borran las fronteras del sueño y la realidad para generar la fantasía. Textos orientales, clásicos, del Renacimiento o de la Ilustración en los que el ingenio, el efecto de suspensión, la paradoja o la sorpresa son claves de la concentración y la unidad de efecto.

Cuentos para leer y releer poco a poco, porque su potencia verbal impone un ritmo lento de lectura, como ocurre con la poesía, e invita al descubrimiento de tramas secretas, de itinerarios alternativos al orden cronológico que propone el volumen. Itinerarios temáticos que permiten ir de un cuento de Esopo a otro de G. Lessing protagonizado por el fabulista (Esopo y el burro), de este a El burro, de Hierocles y Filagrios, y de ahí a Dante y el asnero, de Sacchetti. O viajes por otros vínculos ocultos que van desde la Antigua China a Praga con escalas en Bagdad, Tesalónica o Trieste y conectan a Chamfort con Chuang Tzu o a Claudio Eliano con Ambrose Bierce.

Cuentos memorables en el sentido más estricto de la palabra, porque han vivido en la memoria oral y secular de los pueblos, las épocas y las culturas, los viajeros los han llevado con sus mercancías o sus rebaños y han cruzado los mares y los desiertos de boca en boca, alimentando una tradición que está en el origen del microrrelato actual.

Santos Domínguez