Brigitte Reimann.
Los hermanos.
Traducción y prólogo de Ibon Zubiaur.
Narrativa Bartleby. Madrid, 2008.
Los hermanos.
Traducción y prólogo de Ibon Zubiaur.
Narrativa Bartleby. Madrid, 2008.
Será una de las revelaciones de la temporada. Se titula Los hermanos, la escribió Brigitte Reimann (1933-1974), una autora de la República Democrática Alemana, y se publicó en 1963. Con esa novela, que ahora publica Bartleby, obtuvo Brigitte Reimann el premio Heinrich Mann.
Era la respuesta de la autora a la reciente construcción del muro de Berlín y a la huida de su hermano, como recuerda en el prólogo Ibon Zubiaur, que se ha encargado también de la traducción de esta novela en la que se mezclan la peripecia individual y la colectiva para hablar del mismo mundo sombrío, de la misma atmósfera inquietante que ha reflejado el cine en La vida de los otros.
En mayo del 45 se acabó la eternidad, y por las escaleras antes silenciosas retumbaron las botas de los sudorosos miembros del Ejército Rojo.
Habían pasado quince años desde el comienzo de esa posguerra y las cosas habían ido cambiando a peor. Se habían desmoronado los ideales, devorados por la burocracia, y el aparato de poder y espionaje había suplantado al socialismo. Ese fracaso se visualiza en el muro de Berlín, que acababa de construirse para separar dos mundos.
Narrada desde la perspectiva femenina y autobiográfica de Elisabeth, una pintora joven en la que Brigitte Reimann proyecta sus puntos de vista, es el resultado de un mundo que ya no existe, el del telón de acero, pero va más allá de esa peripecia circunstancial. Más allá de su voluntad crítica, del interés de su denuncia y de su valentía testimonial, es un análisis de las relaciones humanas, de los laberintos de la conciencia, de las contradicciones ideológicas y existenciales.
La mirada retrospectiva de la narradora reconstruye los recuerdos infantiles, ligados a la guerra, el conflicto generacional con el padre y se detiene en la figura central de Uli, el hermano idealista, radical y decepcionado al que admira y con el que mantiene unas relaciones ambiguas, posesivas y de celos más propios de dos amantes que de dos hermanos. Uli ha decidido pasar el muro:
Me voy el miércoles por la mañana. /.../Me voy al Oeste, me voy a Hamburgo. Pasado mañana.
Otros personajes como Konrad, su otro hermano, o su novio Joachim, completan un complejo entramado de relaciones personales y discusiones ideológicas que hacen de esta novela, de final abierto y ambiguo (¿Pero qué clase de gente sois?), un denso y contradictorio reflejo de un mundo problemático y unos seres forzados a elegir entre sus contradicciones y sus convicciones ideológicas:
"Quizá termines en chirona por eso."
"Mejor que cuando son los tuyos los que te meten en chirona", dijo Uli.
Dije con sarcasmo: "Claro, el socialismo está muy bien siempre que no lo tenga uno en su propio país."
"Siempre que se pueda luchar por él, siempre que no lo hayan desacreditado unos idiotas", exclamó Uli.
"Tú sí que eres idiota", exclamé yo.
Santos Domínguez
Narrada desde la perspectiva femenina y autobiográfica de Elisabeth, una pintora joven en la que Brigitte Reimann proyecta sus puntos de vista, es el resultado de un mundo que ya no existe, el del telón de acero, pero va más allá de esa peripecia circunstancial. Más allá de su voluntad crítica, del interés de su denuncia y de su valentía testimonial, es un análisis de las relaciones humanas, de los laberintos de la conciencia, de las contradicciones ideológicas y existenciales.
La mirada retrospectiva de la narradora reconstruye los recuerdos infantiles, ligados a la guerra, el conflicto generacional con el padre y se detiene en la figura central de Uli, el hermano idealista, radical y decepcionado al que admira y con el que mantiene unas relaciones ambiguas, posesivas y de celos más propios de dos amantes que de dos hermanos. Uli ha decidido pasar el muro:
Me voy el miércoles por la mañana. /.../Me voy al Oeste, me voy a Hamburgo. Pasado mañana.
Otros personajes como Konrad, su otro hermano, o su novio Joachim, completan un complejo entramado de relaciones personales y discusiones ideológicas que hacen de esta novela, de final abierto y ambiguo (¿Pero qué clase de gente sois?), un denso y contradictorio reflejo de un mundo problemático y unos seres forzados a elegir entre sus contradicciones y sus convicciones ideológicas:
"Quizá termines en chirona por eso."
"Mejor que cuando son los tuyos los que te meten en chirona", dijo Uli.
Dije con sarcasmo: "Claro, el socialismo está muy bien siempre que no lo tenga uno en su propio país."
"Siempre que se pueda luchar por él, siempre que no lo hayan desacreditado unos idiotas", exclamó Uli.
"Tú sí que eres idiota", exclamé yo.