Rubén Darío.
Tan bonita, Margarita, tan bonita como tú…
y otros cuentos en verso.
Edición y prólogo de Luis Alberto de Cuenca.
Ilustraciones de Gustave Moreau.
Breviarios de Rey Lear. Madrid, 2007.
En la evocadora introducción con la que Luis Alberto de Cuenca presenta la selección de cuentos en verso de Rubén Darío que publica Rey Lear recuerda la importancia que tuvieron aquellos textos en su educación sentimental y estética:
Supe, por ejemplo, que las mujeres más hermosas solían sonreír a los héroes más fieros, o que las princesas se aburrían muchísimo en la jaula dorada de sus palacios hasta que llegaban los príncipes a liberarlas de su spleen, o que las hadas -esas hadas tan prerrafaelitas de Rubén- fabricaban copas de ensueño con la felicidad entera a disposición de quien tuviera la suerte de encontrarlas al otro lado del espejo.
Me enteré, en suma, del valor que tenía la imaginación; del poder que podía otorgarte la fantsía si la hacías cómplice suyo; de que la gloria estaba aquí abajo, en la risa art nouveau de la divina Eulalia (y en el resto de sus atributos, porque el erotismo es el gran tema de Rubén Darío, el centro de gravedad de su poesía, su indiscutible Leitmotiv), en «la carne que tienta con sus verdes racimos», y de que había que vivir con la mayor intensidad posible porque nuestra existencia duraba menos que un suspiro. Conocí que, aunque no supiésemos a dónde íbamos ni de dónde veníamos, teníamos que superar nuestro desconcierto a golpe de energía positiva y disfrutar de las rosas de la vida antes de que llegara la muerte con sus fúnebres ramos y lo echase todo a perder.
Cuentos afincados desde hace décadas en la memoria colectiva de lectores y oyentes, relatos evasivos que nos llevan al exotismo oriental, a un pasado medieval idealizado o a la pura ensoñación que prescinde del amarre del tiempo y del espacio. Cuentos con aristócratas, princesas y hadas que flotan en la imaginación convocada por la musicalidad y el refinamiento verbal del Rubén más parnasiano.
La edición se enriquece con los dibujos de Gustave Moreau, un pintor modernista francés que evoca plásticamente el mismo mundo que imaginan estos cuentos en verso de Rubén Darío.
Santos Domínguez