17/6/13

Los años norteamericanos de Luis Cernuda




José Teruel.
Los años norteamericanos de Luis Cernuda.
Pre-Textos. Valencia, 2013.


Sólo podemos conocer la poesía a partir del hombre, escribió Luis Cernuda en un artículo sobre Eluard. Y a esa misma idea responde el brillante ensayo sobre Los años norteamericanos de Luis Cernuda, con el que José Teruel obtuvo el último  Premio de Investigación Literaria Gerardo Diego  que acaba de publicar Pre-Textos.

La siempre conflictiva relación que hubo entre biografía y poesía en Luis Cernuda, su vida errante que desembocó al otro lado del mar, donde los caminos de hierro tienen nombres de pájaro, favoreció el desarrollo y la evolución de su obra, que alcanza una nueva dimensión en esos años americanos que estudia este ensayo: desde que llega a Nueva Inglaterra en septiembre de 1947 hasta su muerte en México en noviembre de 1963.

Unos años decisivos en los que títulos como Desolación de la quimera, Ocnos y Variaciones sobre tema mexicano no solo desmienten el pretendido agotamiento creativo de Cernuda, sino que se alzan como cimas relevantes de toda su obra.

En esos años se centra este estudio ejemplar que une el seguimiento del avatar biográfico al desarrollo de su obra poética y ensayística - un largo y hondo capítulo se dedica a la obra crítica de Cernuda- y al estudio pormenorizado y profundo de textos tan imprescindibles como Mozart Luis de Baviera escucha Lohengrin.

Fue una época decisiva en el giro que dio la obra del poeta, que encontró su tono de voz más auténtico en la  lectura de la poesía inglesa, tan frecuentada en sus diez años de exilio en Inglaterra, y que no abandonó cuando se trasladó a Estados Unidos para acabar instalándose en México.

En pocos poetas del 27 se unen tan intensamente obra y biografía, de manera que La realidad y el deseo, Ocnos o Variaciones sobre tema mexicano contienen la autobiografía del poeta más que el Historial de un libro o que su voluminosa y dispar correspondencia.

Porque frente a la hipocresía de la pareja Salinas – Guillén (¿Qué tenemos nosotros que ver con este marica? No me es antipático, me repugna), Cernuda era incapaz de simulaciones en su vida y en su obra. Y esa actitud, que en sí misma no le añade valores literarios al texto, permite leer su poesía en clave autobiográfica, y además la mantiene viva, porque sigue circulando por ella la sangre de lo verdadero y su voz nunca parece la de un impostor.

Y, sobre todo, esa verdad radical y esa severa falta de autocomplacencia que recorre su obra justifica que se ofrezcan nuevos acercamientos a la vida y la poesía, nuevas perspectivas de la biografía poética y crítica de Cernuda, uno de los poetas más poderosos y decisivos del siglo XX en España y América.


Porque, más allá de su dolorosa historia personal, más allá del escepticismo de Vivir sin estar viviendo y del hastío de Con las horas contadas -que contiene esa espléndida elegía del presente que son los dieciséis Poemas para un cuerpo- libros como Las nubes o Desolación de la Quimera y su relación entre mito y circunstancia, acabarían marcando el rumbo de la poesía en español a ambos lados del Atlántico.

Santos Domínguez