Vittorio Sereni.
Frontera.
Diario de Argelia.
Edición bilingüe de José Muñoz Rivas.
Calambur. Barcelona, 2022.
TERRAZA
Imprevista nos coge la noche.
Ya no sabes
dónde el lago termine;
un murmullo solamente
roza nuestra vida
bajo una terraza colgante.
Estamos todos suspendidos
en un tácito evento esta noche
dentro de aquel destello de torpedera
que nos escruta, luego gira, se va.
EN MÍ TU RECUERDO
En mí tu recuerdo es un crujido
solo de velocípedos que van
quietamente allá donde la altura
del mediodía desciende
al más flamante anochecer
entre verjas y casas
y suspirosos declives
de ventanas abiertas sobre el verano.
Solo, de mí, distante
dura un lamento de trenes,
de almas que se van.
Y allá ligera vas sobre el viento,
te pierdes en la noche.
te pierdes en la noche.
Con traducción de José Muñoz Rivas, son dos poemas de Frontera, el primer libro de Vittorio Sereni (1913-1983). Lo publicó en 1941, cuando formaba parte del ejército italiano que combatía en Grecia en la Segunda Guerra Mundial.
Junto con Diario de Argelia, Frontera forma parte de la espléndida edición bilingüe que publica en Calambur el profesor Muñoz Rivas de los dos primeros libros de uno de los mejores poetas italianos contemporáneos.
“El paso del tiempo -escribe Muñoz Rivas en su Introducción- no ha oscurecido en la actualidad de la obra de Vittorio Sereni, y especialmente de su poesía, que continúa calando hondo entre las nuevas generaciones de lectores en los últimos años a través de sus textos publicados en vida y también de numerosas publicaciones recientes y poco conocidas.”
Frontera y Diario de Argelia son dos libros que “presentan una fuerte continuidad entre sí” y que inauguran una trayectoria de cuatro décadas, de 1941 a 1981, y de cuatro libros, de Frontiera a Stella variable, que confirman en su unidad y su continuidad la idea que el propio Sereni tenía de sí mismo como poeta de un único libro: “El autor también sabe que este es su único libro, el único que, si le sonríe la fortuna en el mejor de los casos, seguirá escribiendo.”
Ese mismo impulso de unidad orgánica de la escritura poética de Sereni explica los cambios que se van produciendo en las sucesivas ediciones de sus libros: Frontera, por ejemplo, no tiene su edición definitiva hasta 1966, veinticinco años después de la primera, y cuando con Gli strumenti umani, que publicará próximamente Libros del Aire con edición de Muñoz Rivas, había evolucionado hacia una nueva tonalidad verbal y otra dicción poética.
Sereni había nacido en Luino, cerca de la frontera suiza, y esa idea está en la base de su primer título, que además de al sentido geográfico alude también a otros valores simbólicos del límite: a la frontera entre la vida y la muerte, entre el pasado y el presente, entre lo visible y lo invisible.
Y desde ese territorio mental y humano, Sereni escribe esos textos fronterizos en el espacio estético de un hermetismo atenuado y combinado con otras tendencias como el impresionismo que encauzan su poesía, en palabras de Muñoz Rivas, “hacia la experimentación llena de armonía, de seguridad y lúcida modestia, y que llega en buena medida de una concepción de la literatura basada podríamos decir perfectamente en la autoridad de la palabra y del verso.”
Casi coincidiendo con la primera edición de Frontera, Sereni se incorpora al ejército italiano que combate primero en Grecia y luego en Sicilia, donde su regimiento fue capturado por los norteamericanos el 24 de julio de 1943 e internado en distintos campos de concentración del norte de África.
De esa experiencia de la guerra y de la prisión surge el Diario de Argelia, que apareció en 1947 y agudiza la tendencia autobiográfica y diarística de su primer libro.
La narratividad y el onirismo son otras líneas de continuidad que conectan los dos libros, aunque el carácter traumático de la guerra y la derrota otorgan a los poemas del Diario de Argelia una tonalidad más grave y un sentido más acusado de reflexión moral.
No sabe ya nada, alto sobre las alas
el primer caído bocabajo en la playa normanda.
Por esto alguien esta noche
me tocaba el hombro murmurando
que rece por Europa
mientras la Nueva Armada
se presentaba en la costa de Francia.
He respondido en el sueño: -Es el viento,
el viento que hace músicas raras.
Pero si tú fueras de verdad
el primer caído bocabajo en la playa normanda
reza tú si puedes, yo estoy muerto
para la guerra y para la paz.
Esta es la música ahora:
tiendas que golpean en los palos.
No es música de ángeles, es mi
única música y me basta -.
*****
Solo verdadero es el verano y esta
luz suya que os nivela.
Y que cada uno encuentre el sempervirente
árbol, el cono de sombra,
la lustral agua dichosa
y la telaraña tejida de tedio
en las charcas malvadas
sea un sudario de insectos. Allá abajo
está el seto lábil, un halo
de rojo polvo,
pero sepulcral el canto de una formación
alemana a la fuerza perdida.
Ahora toda fronda está muda,
compacta la cáscara de olvido,
perfecto el círculo.
Santos Domínguez