“Lo que ahora ve la luz es un verdadero ensayo. Me gustaría conocerme”, escribe Edward Gibbon (1737-1794) en el ‘Aviso al lector’ que precede a su Ensayo sobre el estudio de la literatura.
Creo que es la primera vez que se edita en español este ensayo del autor de la imprescindible y monumental Decadencia y caída del Imperio Romano. Lo publica Ediciones del Subsuelo con edición y traducción de Antonio Lastra, que señala en su introducción: “en coherencia con la escritura de ensayo que Gibbon empleó en su estudio sobre la literatura y su elección del francés como lengua de expresión (el Ensayo empieza con una alusión tácita a la escritura de ensayo de Montaigne) he procurado que la edición fuera, sobre todo, legible y elegante.”
Gibbon, que escribía entonces en francés “porque pensaba en francés”, la lengua europea de la cultura y la política de la Ilustración, lo escribió en Lausana y lo publicó en 1761. Estas son sus líneas iniciales:
La historia de los imperios es la de la miseria de los hombres. La historia de las ciencias es la de su grandeza y su felicidad.
La filosofía, la literatura y la historiografía de la antigüedad -de Homero a Virgilio, de Eurípides a Terencio, de Plauto a Horacio, de Plinio a Cicerón, de Aristóteles a Tucídides, de Tácito a Tito Livio-, la religión griega y el culto heroico aparecen en estas páginas que ensalzan el espíritu clásico y reivindican su herencia: “Pero nosotros -escribe Gibbon-, situados bajo otro cielo, nacidos en otro siglo, perderíamos necesariamente todas esas bellezas si no pudiéramos situarnos en el mismo punto de vista en el que se encuentran los griegos y los romanos. Un conocimiento detallado de su siglo es el único medio que puede llevarnos allí. […] El conocimiento de la antigüedad es nuestro verdadero comentario, pero lo que aún es más necesario es cierto espíritu como resultado; un espíritu que no solo nos hace conocer las cosas, sino que nos familiariza con ellos y nos da, al respecto, los ojos de los antiguos.”
Y estas son algunas líneas de la Conclusión que remata el Ensayo sobre el estudio de la literatura:
He aquí algunas reflexiones que me han parecido sólidas sobre los distintos usos de las bellas letras. ¡Feliz si he podido inspirar el gusto por ellas! […] Podrá decirse que estas reflexiones son verdaderas, pero gastadas, o que son nuevas, pero paradójicas. ¿A qué autor le gustan las críticas? Sin embargo, lo primero me disgustaría menos. La ventaja del arte me resulta más querida que la gloria del artista.
Hubo una traducción al inglés no autorizada por el autor, que la reprobaría en sus Memorias de mi vida, que aparecen también ahora en librerías en una edición de Cátedra Letras Universales preparada también por Antonio Lastra, que concluye su introducción con estas palabras: “Leer ahora el breve y delicado Ensayo puede preparar al lector para la lectura infinita de la Declinación y caída.”
Llega a las librerías en una magnífica iniciativa de Ediciones del Subsuelo, que sigue enriqueciendo así un catálogo ejemplar de creciente calidad.