Antología poética.
Edición de Antonio Ballesteros González.
Cátedra Letras Universales. Madrid, 2021.
Para buscarte, deambulé con frecuencia
a través de los bosques y los prados;
¡y tú eras una esperanza, un ser amado,
nunca percibido y todavía anhelado!
Y aún puedo escucharte;
puedo yacer en la llanura
y escuchar, hasta que vuelvo a engendrar
aquellos tiempos dorados.
¡Oh, Pájaro bendito! La tierra sobre la que caminamos
de nuevo parece ser
un lugar etéreo, feérico;
¡he aquí el hogar adecuado para Ti!
a través de los bosques y los prados;
¡y tú eras una esperanza, un ser amado,
nunca percibido y todavía anhelado!
Y aún puedo escucharte;
puedo yacer en la llanura
y escuchar, hasta que vuelvo a engendrar
aquellos tiempos dorados.
¡Oh, Pájaro bendito! La tierra sobre la que caminamos
de nuevo parece ser
un lugar etéreo, feérico;
¡he aquí el hogar adecuado para Ti!
Así termina, en la traducción de Antonio Ballesteros González que acaba de llegar a las librerías publicada por Cátedra Letras Universales, Al cuco, un poema que William Wordsworth (1770-1850) escribió entre marzo y junio de 1802.
Wordsworth,
poeta de la naturaleza y del sentimiento, de la nostalgia y la
sensibilidad, de la emoción recordada en la tranquilidad, de la
evocación que ilumina la persistencia del pasado en el presente, es un
poeta imprescindible del que en esta edición se da una generosa muestra
poética: además de las Baladas líricas, otros cuatro apartados
con poemas narrativos, poemas meditativos, sonetos y odas como los
Indicios de inmortalidad a través de los recuerdos de la edad temprana,
un extenso poema en once partes que cierran estos magníficos versos:
Gracias al humano corazón que nos hace vivir,
gracias a su ternura, sus gozos, sus temores,
la flor más humilde que alardea puede proporcionarme
pensamientos que a menudo yacen demasiado profundos para las lágrimas.
En el Prefacio a la primera edición de las Baladas líricas William
Wordsworth dejó fijada una de las definiciones más perdurables de la
poesía -“La emoción recordada en tranquilidad”- y junto con Coleridge, el
otro poeta de los lagos, fundó el movimiento romántico inglés con la
publicación de ese libro escrito entre los dos.
A ese volumen pertenecían los Versos compuestos unas millas más arriba de la abadía de Tintern Abbey, un
poema entre panteísta e incestuoso que Worsdworth fechó el 13 de julio
de 1798 tras un segundo viaje a ese lugar emblemático del sur de Gales.
Decidió añadir ese texto para cerrar la edición que se estaba preparando
de las Baladas líricas, que aparecerían ese mismo año y que contenían veinte poemas suyos y cuatro de Coleridge.
Desde entonces, junto con El preludio,
esos versos se han consolidado como la mejor composición de Worsdworth y
como uno de los poemas canónicos de la poesía inglesa. A ese texto
pertenecen estos versos:
…Pues he aprendido
a mirar a la naturaleza, no como en la hora
de la irreflexiva juventud, sino escuchando a menudo
la queda, triste música de la humanidad,
ni discordante ni áspera…
Esta
amplia selección contiene no sólo lo fundamental de la obra de
Wordswort, sino también las claves líricas y temáticas de la poesía
romántica: las ruinas medievales, la conciencia del tiempo, el
sentimiento de la naturaleza, el sueño y el ensueño, el impulso
visionario y la crisis del racionalismo, la proyección de los estados de
ánimo en el paisaje. Un paisaje mental que refleja la relación
problemática del poeta con el mundo, su soledad o la distancia entre la
naturaleza y su propia conciencia.
Enfocados
con una actitud profundamente subjetiva, todos esos temas vertebran una
poesía que apenas trata de nada más que de una mirada transcendida
sobre la naturaleza. Una poesía en la que se funden el paisaje y la
autobiografía en la exploración de la memoria. En ella la imaginación
coexiste con la experiencia, la reflexión se une a la sensorialidad y el
sentimiento se convierte en motor del pensamiento.
La
de Wordsworth es una naturaleza telúrica en la que el poeta busca la
emoción y las revelaciones, el descubrimiento de su yo más profundo:
… Y he experimentado
una presencia que me perturba con el júbilo
de elevados pensamientos; un sentido sublime
de algo mucho más profundamente entremezclado,
cuyo hogar es la luz de soles en el poniente,
y el redondo océano y el aire viviente,
y el cielo azul, y del hombre la mente:
un movimiento y un espíritu que impele
todo lo pensante, todo objeto y todo pensamiento,
y que se desliza a través de todo lo existente.
Abre
esta magnífica antología de la poesía de Wordsworth -“la más
completa antología bilingüe en edición crítica que se ha llevado a cabo
en lengua española hasta la fecha”- un amplio estudio introductorio en
el que Antonio Ballesteros González revela las claves poéticas de la
poesía de Wordsworth, de la que destaca que “es un todo coherente en el
que su gran poema épico [El preludio o La evolución de la mente de un poeta]
adquiere una posición central que contribuye a que consideremos a su
autor como uno de los más ilustres artífices de la creación literaria de
todos los tiempos. Estaba convencido de que la poesía podía y debía
cambiar el mundo, alcanzando un valor sempiterno que va más allá de la
religión, la filosofía y la ciencia en su reflejo profundo del
sentimiento y de la capacidad de establecer vínculos místicos con la
realidad, entre el mundo visible y el invisible. La gloria y el sueño de
su fulgor visionario acompañarán siempre a las mentes imaginativas y
meditabundas de quienes se deleitan en la trascendencia de lo que nos
hace humanos.”