30/10/19

El lunes existencial y el domingo de la historia



Benjamin Fondane.
El lunes existencial y el domingo de la historia.
Edición y prólogo de Gonzalo Torné.
Introducción de Alejandro Roque Hermida.
Hermida Editores. Madrid, 2019.

“La batalla de Fondane está más próxima al espíritu original de lo que primitivamente pretenden las vanguardias. Quiere derrumbar las barreras,  pero lee a Kierkegaard, a Nietzsche, a Shestov.  Quiere la liberación del hombre, acabar con las barreras que presuponen nuestra protección y liberación. Quiere ser primitivo, explorar lo irracional, subir a las cumbres por sus propios medios, aquellas que no están al alcance de todos […] Él sí cree en la revuelta”, escribe Alejandro Roque Hermida en la introducción de El lunes existencial y el domingo de la historia, un volumen que reúne seis ensayos del vanguardista y existencialista rumano-francés Benjamin Fondane (1898-1944)

“De los textos de Fondane -añade- podemos extraer la conclusión de que el hombre no será libre, salvo que seamos capaces de romper el curso de la historia y acabar con el dominio (de domus, raíz que comparte con domingo) para volver al día del sol (sunday) o a otros nuevos (lunae) y poder así comenzar una nueva vida a través del lunes existencial.”

Los publica Hermida Editores por primera vez en español, traducidos por Gonzalo Torné, autor del prólogo -Historia secreta del existencialismo-, donde destaca que “la prosa de Fondane tiene la acidez de todo lo que ha sido escrito al borde del desastre. A su alrededor, mire donde mire, la civilización europea se está colapsando. Desde el futuro que Fondane ya vislumbra se aproximan los campos de exterminio, la bomba atómica, millones de muertos…”

¡Estás destinado a un gran lunes! -había escrito Kafka, otro existencialista radical y desesperado- ¡Bien dicho! Pero el domingo nunca terminará.

De ahí procede el título del ensayo que abre y da título al volumen, el texto de un simposio sobre el existencialismo donde se centró en el contraste entre los precursores -Kierkegaard, Nietzsche, Shestov-, y sus contemporáneos de la segunda generación existencialista -Heidegger, Sartre, Camus-,  a los que criticaba por haber retornado “al orden impuesto por la filosofía especulativa.”

Allí se preguntaba: “¿la nueva filosofía existencial trabaja para el éxito de las palabras de Jesús o de los que siguen a Hegel en sometimiento absoluto del hombre (e incluso de Dios) ante la historia, la Ley, la razón y el espíritu?” E insistía: “la pregunta que me hago es: ¿cuánto queda de la revolución existencialista en estas nuevas filosofías? Y a menudo me respondo que sólo el nombre.”

En los otros cinco ensayos se suceden la exposición apologética del pensamiento de su maestro Lev Shestov y el análisis a esa luz de la obra de Kierkegaard; la demolición de la tradición especulativa de la filosofía y la crítica del marxismo con el telón de fondo del conflicto entre filosofía especulativa y filosofía existencial; el reflejo de la crisis política e ideológica en las vísperas de la segunda guerra mundial o el fracaso de la razón y la ciencia y el humanismo “cuando se ha desplomado el sueño de una historia inteligible, de una historia recorrida por la razón humana.”

Y un póstumo de 1946, publicado dos años después de su muerte en la cámara de gas de Auschwitz: Aburrimiento, que contiene un análisis de la poesía de Baudelaire, el poeta de la modernidad y del aburrimiento, a partir del concepto de spleen, central en su obra. Porque “el aburrimiento de Baudelaire no es sólo un aburrimiento personal, también es un aburrimiento de la civilización, y quizás pueda extenderse hasta confundirlo con el aburrimiento del cosmos. [...] Como poeta supremo de la modernidad, Baudelaire hace confluir el aburrimiento con la ansiedad, permite que concurran la atonía y la nada”

Es el mejor de los ensayos del volumen y termina con estas palabras demoledoras y desoladas:

La infelicidad ha venido al mundo a rescatarnos; el dios de Aristóteles, el primer motor, apenas nos proporciona aburrimiento. [...] El reino de la crueldad acaba de empezar, bienvenidos al apocalipsis del aburrimiento.

Así resume Gonzalo Torné su radicalismo crítico, su rebelión contra las limitaciones de la finitud y contra el racionalismo, su reivindicación de la existencia frente a la ideología y las normas:

“Han pasado los años, el nazismo ha sido derrotado, el sueño marxista se ha desvanecido…, pero el dolor, la angustia, la enfermedad, la muerte, la miseria y la nada siguen aquí. El discurso racional sigue apelando a la proporcionalidad, nos persuade de un progreso general, intenta empaparnos de un optimismo ahora de raíz estadística. El hombre del subsuelo ocupa poco espacio, pero la profundidad de su herida es potencialmente infinita, y el infinito desafía cualquier cálculo, desestabiliza cualquier proporcionalidad. [...] Y, gracias al esfuerzo sostenido de Fondane, a su empecinamiento, esta muleta en forma de palabras se ha preservado, ha llegado hasta nosotros. Y su carácter subversivo, su potencial perturbador, sigue intacto, esperando al lector a poco que se decida a pasar la página.”

Santos Domínguez