18/10/19

Luis de Góngora. Sonetos


Luis de Góngora.
Sonetos.
Edición de Juan Matas Caballero.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2019.

Sobre dos urnas de cristal labradas,
de vidrio en pedestales sostenidas,
llorando está dos ninfas ya sin vidas
el Betis en sus húmidas moradas,

   tanto por su hermosura de él amadas,
que, aunque las demás ninfas doloridas
se muestran, de su tierno fin sentidas,
él, derramando lágrimas cansadas,

   «Almas -les dice-, vuestro vuelo santo
seguir pienso hasta aquesos sacros nidos,
do el bien se goza sin temer contrario,

   que, vista esa belleza y mi gran llanto,
por el cielo seremos convertidos,
en Géminis vosotras, yo en Acuario».

Ese soneto, “En la muerte de dos señoras mozas hermanas, naturales de Córdoba”, es el primero de los que compuso Góngora. Fechado en 1582, abre la monumental edición crítica de los sonetos gongorinos que ha preparado Juan Matas Caballero para Cátedra Letras Hispánicas.

Reunidos en un voluminoso tomo de tamaño superior al habitual en la colección, cada uno de los 212 sonetos que constituyen el corpus total del poeta cordobés en esa forma estrófica va presentado por un prefacio que ilumina su contenido y se completa con notas aclaratorias que facilitan la lectura del texto.

Ordenados cronológicamente, siguen teniendo como referencia fundamental, aunque no única, el manuscrito Chacón, que tiene una enorme autoridad textual porque es copia de un códice anotado y supervisado por Góngora y por tanto “es el único que nos ofrece un corpus de poesía segura de Góngora.” 

Abre el volumen una espléndida introducción de casi cien páginas a las que siguen otras ciento cincuenta de una bibliografía pormenorizada que recoge las fuentes manuscritas de los sonetos, como el manuscrito Chacón, los impresos de los siglos XVI y XVII, las ediciones modernas, los comentarios antiguos y los estudios gongorinos.

En esa introducción Juan Matas Caballero hace un estudio de las peculiaridades de la lengua poética de Góngora (cultismos léxicos y sintácticos, tópicos literarios, alusiones mitológicas y emblemáticas o metáforas) y destaca la importancia de los sonetos como “textos que contienen no pocas claves poéticas y vitales de su autor”, porque “a través de ellos podemos ir descubriendo algunos avatares biográficos del poeta: sus ciudades queridas, sus amigos y mecenas, sus paisajes admirados, su espíritu rebelde y provinciano, sus guerras literarias, su dolor por la muerte de sus amigos, sus problemas económicos, sus esperanzas y desengaños cortesanos.”

Escritos desde 1582 hasta 1624, los sonetos gongorinos resumen casi medio siglo de escritura que refleja la evolución temática y estilística de Góngora a través de una serie de etapas que Matas resume en cuatro ciclos evolutivos, desde el de juventud al de cortesanía poética.

Como explica el editor en su introducción, “la creación poética de Góngora en general, y hasta el propio poeta, se comprende mejor si atendemos a sus sonetos, que ofrecen no pocas claves de su estilo y de su personalidad. Y es que los sonetos se convirtieron para Góngora en una fuente inagotable de la que podía tomar todo tipo de materiales para la construcción de sus grandes poemas. Los sonetos podrían considerarse, desde esta estrecha perspectiva, como un campo de ensayo o experimentación que encontraría su continuidad en otros proyectos literarios de mayor envergadura, como el Polifemo, las Soledades, el Panegírico y la Fábula de Píramo y Tisbe [...] Pero haríamos un flaco favor a la justa valoración de la calidad literaria de los sonetos de Góngora si los analizamos o estudiáramos solo desde la perspectiva de su aportación a sus grandes poemas; de forma muy diferente, conviene examinar y estimar los sonetos gongorinos en sí y por sí mismos, pues ellos solos, de forma individual y colectiva, ofrecen una medida exacta de la elevadísima capacidad poética y calidad literaria de Góngora.”

Porque -concluye Matas- “cada soneto de Góngora es una verdadera obra maestra que supera el pulso que el poeta ha mantenido con la tradición literaria y amplifica los límites de la libertad expresiva e inaugura, una vez superados todos los códigos y modelos poéticos, nuevos caminos y espacios para la creación literaria.”

Un volumen cuyas casi dos mil páginas están destinadas a convertirse en la edición de referencia y de consulta obligada durante décadas de una parte esencial de la poesía gongorina.

Santos Domínguez