19/9/15

Otto Nückel. Destino


Otto Nückel.
Destino.
Una novela en imágenes.
Sans Soleil Ediciones.
Barcelona, 2015.

“Las narrativas pictóricas son tan antiguas como el nacimiento mismo de las imágenes: dos o más dibujos juntos, por primitivos que éstos fueran, creaban una secuencia o proponían una posible historia que el mirante construía con su imaginación. Sin necesidad de remontarnos a la Prehistoria, hace aproximadamente un siglo, cuando comenzaba a gestarse la sociedad tecnificada que hoy conocemos, surgieron una se-rie de ilustradores fuertemente concienciados por las problemáticas de su tiempo que decidieron denunciar las injusticias o mostrar sus ideas gracias al lenguaje universal de las imágenes”, escribe Gorka López de Munain en el prefacio que ha escrito para presentar la edición de Destino. Una novela en imágenes, que acaba de publicar Sans Soleil Ediciones.

Antecedente de la novela gráfica actual, la novela sin palabras fue una modalidad artística que estuvo muy de moda en los años treinta con figuras tan significativas como Max Ernst o como Otto Nückel, que publicó en 1926 esta novela en imágenes con más de doscientos grabados articulados en diecisiete secuencias que narran con trazo minucioso y enorme capacidad expresiva la trágica vida de una mujer desde su infancia hasta su suicidio. En medio, una visión amarga de la vida de una mujer marcada por las muertes trágicas del padre alcohólico y de la madre abandonada.

La pobreza, la prostitución, la cárcel por arrojar al río a un hijo no deseado, un mundo adverso habitado por seductores y borrachos, antes de un crimen y una huida son algunos de los momentos más intensos de una historia desoladora contada con una técnica expresionista que recuerda mucho al cine alemán de la época en el tratamiento de los claroscuros pronunciados y efectistas y en el trazo de líneas duras y de ángulos agresivos que son una metáfora visual de una realidad agresiva y hostil.

"Estas novelas gráficas mudas – añade Gorka López de Munain en el prefacio-conectaban rápidamente con la cultura popular ya que se difundían con gran velocidad y tenían un hondo impacto. No era necesario saber leer y tampoco demandaban grandes conocimientos: cualquier persona podría disfrutar de estos libros gracias a la capacidad expresiva que sus autores sabían conferir a las obras. Es importante recordar que estas novelas se enmarcan en una época en la que el cine era mudo –hasta finales de la década de los años veinte no empezarán a exhibirse películas con el sonido sincronizado– y los periódicos tenían viñetas muy populares y seguidas en las que por medio de recursos visuales se explicaban noticias o situaciones político-sociales de relevancia. Por tanto, existía un terreno propicio para que naciera este particular género que, años más tarde, desembocaría en la actual novela gráfica."

Santos Domínguez